San Pedro La Laguna: Pueblo tradicional maya del Lago Atitlán

Después de haber pasado dos semanas en San Marcos, fui a otro pueblo del Lago Atitlán, San Pedro La Laguna. La principal razón por la que me iba allí era para asistir a las ceremonias mayas del Wayeb, pero también porque el precio del alojamiento era bastante más asequible. Es fácil ir allí desde San Marcos, tan sólo tomar una lancha que tarda en llegar aproximadamente media hora. Las lanchas suelen ser frecuentes ya que es el principal medio de transporte para moverse entre los pueblos en el lago Atitlán. Eso sí, hay que tener cuidado porque suelen cobrar más a los extranjeros, y si uno no tiene cuidado, le suben el precio más de la cuenta. Menos mal que el hostel de San Marcos estaba muy cerca del embarcadero porque iba muy cargada con mi equipaje de 3 meses que incluía mis instrumentos para dar sesiones de terapia de sonido y talleres de flauta nativa. Ya di algunos en el tiempo en el tiempo que estuve en San Marcos.

Llegó la lancha y el que cobraba los billetes gritando su destino, ¡San Pedro, San Pedro! Estaba emocionada porque era la primera lancha que tomada en el Lago Atitlán y también por conocer San Pedro. Me habían dicho que era bastante diferente a San Marcos porque prácticamente todos eran indígenas mayas y apenas había extranjeros viviendo allí. Este municipio del departamento de Sololá situado junto al lago Atitlán lleva el nombre de su patrono Pedro apóstol. Durante la época precolombina era un asentamiento del pueblo Tzutujil, y unos 20 años después de la conquista de Guatemala en la década de 1520, fue fundado por el fraile franciscano Pedro de Betanzos. Me subieron mi maleta grande al techo de la lancha ,y así la transportaron, sin atar ni nada. Yo estaba intranquila pero me dijeron que no me preocupara, que no se iba a caer al agua. Costaba creerlo porque la lancha a veces iba a gran velocidad y se levantaba un poco, pero la maleta llegó sana y salva a su destino. Y yo también!

Al llegar, una señora extranjera que estaba sentada a mi lado me ayudó con el equipaje y me acompañó parte del trayecto hasta mi hostel. Fue una suerte porque yo sola no habría podido con todo, especialmente al subir la rampa que iba desde el embarcadero a la calle principal. Luego de ahí al hostel era rápido, sólo unos 10 minutos caminando en esa misma calle. El hostel se llama Casa Elena y está super bien de precio. Yo pagaba 60 quetzales por noche para una habitación privada con dos camas y baño compartido (como 7 euros). La había reservado para 2 semanas en total y estaba feliz de tener por fin mi propia habitación sin tener que compartirla con nadie. Al día siguiente llegaba el grupo internacional con el que iba a experimentar las ceremonias mayas del Wayeb durante una semana. Esto lo contaré en el siguiente post.

Realmente fue después del Wayeb, durante mi segunda semana en San Pedro, cuando pude conocer y experimentar el pueblo de San Marcos. Me llamó la atención ver tantos mayas con sus atuendos tradicionales caminando por la calle. Ya no veía el ambiente hippie y alternativo de San Marcos, y en cambio veía un pueblo más tradicional y típico de esta parte de Guatemala. El municipio tiene una población aproximada de 11122 habitantes según el censo de 2018, y la totalidad de pobladores son de la etnia Tz’utujil. Me gustaba caminar por sus calles y observar la vida cotidiana de sus habitantes. Me llamó la atención la gran cantidad de murales coloridos que había muchas fachadas.

El parque donde estaba la iglesia de San Pedro Apóstol me pareció precioso y se convirtió en uno de mis sitios favoritos del pueblo.

Todas las mañanas había un mercado local desde las 8 a las 12, aproximadamente. Era super animado y bullicioso, y me encantaba perderme en él con todos sus puestos de comida local. Allí compraba mi comida a muy buen precio y me divertía preguntando en los distintos puestos. Lo que más compraba eran frutas tropicales como papaya y mango, aguacates, tomates, boniato y plátano macho. También huevos, arroz, frijoles negros y tortillas de maíz que hacían en puestos de la calle. Esos días comía poco y simple, y casi todo local.

En este video podéis percibir mejor el ambiente del mercado local.

También me gustaba recorrer las tiendas donde vendían artesanías y ropa tradicional, aunque me olvidé hacerles fotos. Me encantaba la ropa de los indígenas y no pude resistirme. El precio era mejor que en San Marcos y me compré de todo: pantalón, falda, poncho, blusa, monederos, cinturones, cintas del pelo, etc. Lo compré casi todo en una pequeña tienda que llevaban una señora mayor y su hija sordomuda. La hija era costurera excepcional y decidí comprarlo casi todo allí por apoyarlas. Su tienda de ropa era todo lo que tenían para salir adelante. Fueron muy amables conmigo y me dieron algunos descuentos por comprar tanto en su tienda. Y también compré algunas prendas en tiendas de ropa de segunda mano muy baratas. Fotos con mis modelitos ya las veréis en el siguiente post.

Hay varias excursiones que puedes hacer desde San Pedro. Una de ellas es la famosa Nariz del Indio o Rostro Maya, un mirador al que se va para ver las vistas del Lago Atitlán al amanecer. Hay muchas agencias en el pueblo que ofrecen esta excursión a precio similar pero conviene preguntar en varias porque hay algunas más baratas que otras. Os la cuento en el post anterior. Otra excursión popular subir al volcán San Pedro. Yo estuve muy a punto de hacerla pero me echaba para atrás el precio que era un poco elevado. La razón por la que era caro es porque ponen un guarda de seguridad o policía que acompaña al grupo pues suele haber asaltos. Se podía hacer más barata si vas en tuctuc al punto de inicio y allí contratas un guía local, pero me echaba para atrás lo de los asaltos. Las propias agencias me decían que merecía más la pena subir el famoso volcán que está cerca de Antigua, pero ese tampoco lo pude hacer al final.

Me hubiera gustado haber hecho más excursiones desde San Pedro pero la segunda semana se pasó volando pues yo no estaba sólo de vacaciones. Seguía trabajando con mis clases de español online y también di una clase de flauta nativa en persona. También dicen que en este pueblo hay mucha marcha nocturna pero eso yo no lo experimenté. Para terminar el post me despido con estas dos bellísimas imágenes, vistas que tenía desde el hostel que fue mi hogar durante mi estancia en San Pedro La Laguna.

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