Finlandia: Laponia y la Región de los lagos (28/06-11/07/2002)

El día 28 de junio cogí un autobús a Rovaniemi a las 2 de la mañana en Cabo Norte. Acaba de terminar mi viaje de Noruega y ahora me adentraba en otro país escandinavo: Finlandia. Además hoy se cumplía un mes desde que empecé mi gran viaje por Europa; todavía me quedaban casi tres meses más hasta completarlo. De Rovaniemi iba a viajar a Oulu donde me esperaba mi amiga Saija, la finlandesa que conocí en Copenhague en el primer día de mi viaje. Iba a quedarme tres días en su casa a descansar después del agotador viaje de Noruega.

El viaje duraba quince horas y media, aunque en realidad no era tan largo sino que había numerosas paradas durante el recorrido. Ya a la media hora de salir tuvimos una de tres horas en un pueblo y cuando continuamos lo hicimos con un nuevo conductor. Se me pasó el viaje entre leer y dormir, pero sí echaba en falta tener algo de música para escuchar.

En una de las paradas me encontré con el finlandés que estaba en el autobús que cogí al Cabo Norte y nos pusimos a hablar. Me dio mucha información de sitios para visitar en Finlandia. Ahora estábamos atravesando Laponia pero no me bajaría ahora sino que volvería después de estar en Oulu. La razón de hacerlo así era porque Saija sólo me podía acoger en su casa en el fin de semana y además yo quería visitar Laponia más tarde con Åke, mi amigo noruego que ahora estaba en una boda en Suecia.

Yo tenía mucha ilusión por ver Laponia y por encontrarme con la cultura sami, pero Åke me dijo que no me hiciera ilusiones porque apenas siguen ya sus tradiciones y casi no se distinguen de los demás. Saija me diría más tarde lo mismo, pero yo todavía quería intentarlo. Es una pena que estén desapareciendo culturas tan bonitas y ancestrales como esta. Pero yo soy una idealista y sigo buscándolas en mis viajes, aunque a veces me encuentre sólo con sus restos.

Oulu

Cuando llegamos a Rovaniemi estaba lloviendo a mares, aunque durante el recorrido en autobús había estado soleado y cálido. Cogí el tren a las 18:30 y llegué tres horas más tarde a Oulu. Saija me esperaba en la estación, con la misma ropa que llevaba el día que la conocí en Copenhague. Me dio la bienvenida a su ciudad y entonces fuimos caminando hasta su casa.

Vivía sola en un estudio pequeño pero acogedor donde llevaba ya cinco años. Me preparó una cena buenísima con un helado de postre que nunca había comido antes (de plátano, melón y fresa). Dormí en un sofá cama que había allí, uno de los sitios más cómodos donde había dormido en las últimas semanas. Fue una suerte que conociera a Saija en Copenhague.

Al día siguiente me encontré con un desayuno espectacular que tenía de todo. Curiosamente no había café, lo cual me sorprendió porque en Finlandia se toma mucho. Saija me dijo que no le gustaba y prefería el té; igual que yo.

Mientras desayunábamos sonaba la radio. Aunque no entendía nada el idioma finlandés suena muy distinto de los otros escandinavos ya que tiene un origen totalmente distinto. Escrito se veía muy distinto también. De todas formas también tienen el sueco como segunda lengua oficial.

Oulu es la sexta ciudad más grande de Finlandia y la mayor de la mitad norte del país. Está justo donde limita Laponia con la región de los lagos. Saija tenía dos bicis y me dejó una para que fuéramos a recorrer la ciudad que estaba muy bien preparada para montar en bici. La verdad que era increíble la cantidad de gente que iba en bici, gente de todas las edades y condiciones. Apenas se veían coches por la ciudad, era una maravilla. Pedaleamos desde Merikoskenkatu donde vive Saija hasta la biblioteca, y de allí a la plaza del mercado donde había mucho ambiente. Había edificios antiguos de madera junto al puerto que ahora eran restaurantes. Allí compramos pan con pescado por dentro y queso pan (un queso muy fino que parece pan) y nos fuimos a comer a la playa. Luego fuimos a un parque con un estanque y fuentes llamado Kaupunginpuisto.

Por la noche me ofrecí a hacer la cena, y como no hice tortilla de patata que ya había cocinado para extranjeros en otras ocasiones. Después salimos a un nightclub y fuimos en bici. Lo curioso es que la mayoría de la gente iba así porque vimos muchas bicis aparcadas fuera. Había dos salas, una con pop finlandés (donde la gente se subía a bailar a las mesas y se colgaban de barras) y otra con música de baile internacional. A mí me gustó más la primera, por supuesto.

El lunes Saija trabajaba y yo me fui a dar una vuelta con la bici por la ciudad. Fui a la biblioteca, a la calle de tiendas, a la plaza del mercado,… y enseguida aprendí a orientarme en la ciudad. Por la tarde fui a buscar a Saija a la universidad para visitar el jardín botánico. La universidad es muy reconocida y está dentro de un parque tecnológico. El jardín botánico me gustó mucho, más de lo que esperaba. Después nos fuimos a casa a cenar. Así terminaba mi visita en Oulu, mi primer contacto con Finlandia.

Rovaniemi

El día 2 de julio cogí el tren a Rovaniemi donde había quedado con Åke para viajar juntos en Finlandia. Había viajado en autobús desde Umeå después de la boda de su primo en Suecia. Después de Finlandia él se iba a Polonia y Croacia, mientras que yo iría a Alemania. Le comenté cuál era mi plan de viaje en Finlandia y le pareció bien.

Primero visitamos Rovaniemi, capital de la provincia de Laponia, siendo la puerta de entrada de esta región. Está cerca del círculo polar ártico y es la casa de Papá Noel (Santa Claus Village). Alberga la Universidad de Laponia, muy reconocida en el país.

Visitamos el museo Arktikum, dedicado sobre todo a la historia de los samis y a la vida nórdica. Caminamos también por el centro de la ciudad, por la calle Koskitatu. Todavía nos quedaba hasta que saliera el autobús que cogeríamos a las 11 de la noche a Saariselkä, así que fuimos a caminar a un bosque cercano, Ounasvaara, que también tiene una pista de esquí. Llevamos la mochila a cuesta por no gastarnos dinero en la consigna que era un poco cara, así que la caminata fue dura. Subimos a una torre desde donde había unas buenas vistas de la ciudad. Después de estar allí nos fuimos a la estación de autobuses.

Saariselkä

A las 2:30 de la madrugada llegamos a Saariselkä y nos encontramos en medio de un pueblo vacío sin saber qué hacer. Buscamos un sitio donde dormir un rato y encontramos una mesa con bancos enfrente de un bar. Yo casi no podía dormir del frío que hacía y de lo incómodo que era, pero mi amigo como siempre no tuvo problemas en quedarse dormido. A las 4:30 decidí dar una vuelta por el pueblo y cuando regresé me puse a leer un rato. Hay que tener en cuenta que a esa hora lucía el sol como en pleno día. A las 6 de la mañana fui a dar otra vuelta mientras Åke seguía durmiendo.

A las 7 de la mañana desayunamos y nos fuimos a un hotel a dejar las mochilas. Desde allí iniciamos una ruta a la vista panorámica de Kaunispää. Nos decepcionó porque sólo era una pequeña colina con una cafetería; no se veía nada impresionante desde allí arriba.

Después fuimos al Parque Nacional de Urho Kekkonen, segundo parque nacional más grande del país. El terreno es bastante llano y está cubierto de bosque. Hicimos una ruta de 6 km pero a la vuelta Åke decidió meterse por un camino más largo porque teníamos tiempo de sobra. Al final perdimos el sendero y tuvimos que caminar campo a través. Es que este chico tiene que meterse siempre por lo más difícil porque si no se aburre. Nos pilló la lluvia por el camino. Después nos fuimos a esperar el autobús a Inari.

Inari y Tankavara

Cuando llegamos a Inari fuimos a un hotel barato que nos habían recomendado en la oficina de turismo (allí no había albergues). Nos duchamos, cenamos y a las 8 nos metimos a dormir porque estábamos rendidos después de la mala noche anterior.

Al día siguiente Åke se fue a correr y yo aproveché para dar una vuelta por el pueblo. No encontré muchos vestigios de la cultura sami ni nadie vestido con el traje típico. Sólo vi algunas casas de madera que fotografié pero no sé si son típicas. Se supone que aquella era una de las pocas aldeas samis que quedaban en Finlandia, pero no lo parecía.

Luego desayuné en el hotel y disfruté con la gran variedad y cantidad de comida que había: tortilla francesa, jamón, queso, cereales, zumos, café, té, leche, tostadas, etc. Comí tanto que también me sirvió de comida y hasta me pude preparar un par de bocadillos para luego.

En Inari estaba el museo Sami Siida y decidí ir a verlo para así saber un poco más de los samis. Dediqué más tiempo al museo al aire libre de casas tradicionales y lo demás lo vi por encima.

Cogimos un autobús a Tankavara y llegamos allí a las 14:30. Entramos en el centro de visitantes del Parque Nacional de Urho Kekkonen y allí nos dijeron que la mejor parte del parque estaba en un sitio que habíamos pasado poco antes en autobús, pero ya no podíamos volver atrás. Nos dieron un mapa con las rutas que se podían hacer allí cerca y nos metimos en un sendero de 6 km cubierto de tablas de madera. El terreno estaba como inundado y almohadillado, como de turbera, y el paisaje me pareció más bonito que el de ayer. A las 17:30 cogimos un autobús a Rovaniemi.

Tampere

A las 9 de la noche cogimos un tren nocturno a Tampere que está en el sur de Finlandia, y así ahorramos dinero en alojamiento. A las 6 de la mañana llegamos a Tampere pero me quedé sola a verlo porque Åke ya había estado allí antes y prefirió ir a Pori que estaba hora y media después.

Tampere es la tercera ciudad de Finlandia en número de habitantes, y la segunda área urbana más importante del con unos 300.000 habitantes. Tampere fue fundada por el rey Gustavo III de Suecia, el 1 de octubre de 1779, en el istmo entre dos lagos, Näsijärvi y Pyhäjärvi, y la ciudad queda dividida en dos partes por el rápido que fluye del primero al segundo.

Después de conseguir un mapa en la oficina de turismo, me fui a recorrer la ciudad. Primero fui al parque Koskipuisto que había junto al río Tammerkoski. Luego quería ir al parque Sorsapuisto pero no lo encontraba y pregunté a una señora mayor. La señora fue muy amable y me acompañó parte del camino mientras me contaba muchas cosas. El parque no era muy grande pero había un lago con muchos patos, gansos y cisnes, además de otras aves. Había también una especie de corral con gallinas, gallos y pavos. Junto al parque había un gran edificio, Tamperetalo.

Siguiendo la calle Vünikank llegué hasta la universidad, Yllopisto. A continuación cogí una calle que me llevó a la zona de Tammela donde había un mercado. De allí me fui caminando hasta Juhannuskylä donde está la catedral, Tuomiokirkko. Me pareció preciosa, quizás la más bonita que he visto en Escandinavia. Me llamó la atención un cuadro que había dentro de unos esqueletos vestidos de frailes regando unas plantas. Después fui andando a la calle principal de tiendas, Hämeenkatu, donde había mucho ambiente. Al final llegué hasta el parque Hämeenpuisto. Caminé hasta el extremo que está junto al lago Pyhäjärvi y después al otro extremo donde está el parque Näsinpuisto donde había una fuente muy bonita. Un montón de caminos se metían en el bosque y yo caminé un rato por uno de ellos. De ahí fui a la biblioteca donde había quedado con Åke a las 3 de la tarde.

Fuimos andando hasta Lappi, un bosque está al norte de la ciudad y de ahí al lago Järvensivu. Compramos algo de comida en un centro comercial que nos pillaba de camino. Dimos la vuelta al lago y el paisaje no me pareció para tanto. Empezó a llover y apenas paró en todo el rato. De vuelta en el centro nos metimos en un McDonald a comer algo, muy a mi pesar, pero era lo más barato que encontramos. Luego fuimos a la estación de tren a esperar nuestro tren a Kajaani que no salía hasta las 12 de la noche; fueron casi tres horas de larga espera.

Kajaani

En el tren tuvimos suerte porque el conductor nos dejó dormir en las literas gratis sin haberlas reservado con antelación. A las 7 de la mañana el revisor nos despertó para decirnos que estábamos llegando a Oulu y que allí podríamos coger un autobús gratuito a Kajaani.

El autobús nos dejó en Kajaani a las 10 de la mañana y caminamos al centro para buscar la oficina de turismo. Nos dieron un mapa para poder recorrer la ciudad. Había un mercado con mucho ambiente con un escenario con música en directo. También había una fuente y enfrente el edificio más antiguo de la ciudad, el antiguo ayuntamiento.

Después caminamos por la calle Linnankatu hasta el río Kajaaninjoki. Debajo del puente estaban las ruinas del castillo de Kajaani. Fue construido en el 1604 para proteger la ciudad de los ataques de los rusos. En 1716 los rusos destruyeron el castillo con explosivos y ahora sólo quedan las ruinas. Volvimos al centro y ahora estaban actuando unos africanos que tocaban los tambores y bailaban. Así estuvimos entretenidos hasta que saliera el tren en dos horas.

Varkaus

Teníamos que ir a Varkaus donde teníamos una reserva en el albergue y para ir allí teníamos que coger primero un tren a Pieksämäki. Nuestro tren estuvo parado una hora en una de las estaciones, así que llegamos tarde para coger el tren a Varkaus. Un revisor muy majo que no hablaba inglés nos consiguió un taxi gratis hasta Varkaus. Vaya con los revisores de Finlandia, nada tienen que ver con los de España que son tan secos y bordes.

A las 9 de la mañana me fui a correr. El albergue era una casa de madera en el campo de las afueras de Varkaus y había mucho sitio para correr. A las 12 nos fuimos de allí y nos sentamos en un parque hasta la hora del tren. A las 2 de la tarde cogimos el tren a Pieksämäki y de allí teníamos que coger un autobús a Savonlinna.

Savonlinna

A las 17:30 llegamos a Savonlinna (castillo nuevo), ciudad del sureste de Finlandia, en el corazón de la región de los Lagos de Saimaa. La ciudad fue fundada en el siglo XVII alrededor del castillo de San Olaf. Fuimos a un albergue bastante céntrico, en Vääräsaari. Después de dejar el equipaje en nuestra habitación, fuimos a dar una vuelta en una isla cercana, Sulosaari. Había un sendero que atravesaba un bosque de coníferas y las vistas del lago Haapavesi eran muy buenas.

De allí nos fuimos a caminar por el centro. En la calle Linnankatu había casas antiguas. Fuimos caminando por el puerto hasta llegar al Castillo Olavinlinna, fundado por Erik Axelsson Tott en 1475 en un esfuerzo para proteger Savonia y para controlar la inestable frontera entre el reino de Suecia y su adversario Rusia. Está en una isla y es la fortaleza medieval mejor conservada en Escandinavia. Después fuimos caminando a la catedral y de ahí al albergue. Nos encontramos con un chico español que había visto en el autobús y que estaba en la habitación de al lado. Era uno de los pocos españoles que había encontrado durante mi viaje en Escandinavia.

Punkaharju e Imatra

Por la mañana cogimos un autobús a Punkaharju donde queríamos ver la cresta (Punkaharju ridge) formada por el glaciar junto a un lago. Cuando llegamos al pueblo tuvimos que andar por la misma carretera por la que habíamos venido en el autobús para ver la cresta. Por allí se encuentran los árboles más altos de Finlandia. No vimos mucho porque nos tuvimos que volver para coger el tren a Imatra antes de llegar a la parte más impresionante. De todas formas llegamos con tiempo de sobra al pueblo porque se me ocurrió hacer auto-stop y paró un señor mayor que no hablaba inglés.

Cuando llegamos a Imatra tuvimos que andar 4 km hasta el albergue que estaba en un sitio privilegiado. Fue duro caminar allí con el equipaje a cuestas pero mereció la pena. El albergue estaba situado enfrente del lago Saimaa (el más grande de Finlandia) y en pleno bosque. El albergue parecía salido de un cuento de hadas y las habitaciones eran pequeñitas de madera pintadas de colores. El albergue lo llevaba una señora mayor que no hablaba inglés, la bruja del bosque, je, je. Caminamos alrededor del lago y por el bosque. Por la noche me encargué de preparar una tortilla de patatas para cenar y hasta la señora del albergue comió un poco.

Lathi

El día de hoy fue más que nada de viaje hacia Helsinki. Paramos en Lathi porque Åke quería ver unas pistas de esquí que allí había. Yo no estaba interesada en caminar más de una hora con la mochila a cuestas para ver unas pistas de esquí sin nieve, así que decidí esperarle en la biblioteca. Tenía tres horas para leer y usar internet.

Llegamos a Helsinki a las 6 de la tarde y fuimos al albergue. Me pusieron en una habitación con unas chicas alemanas que estaban viajando en Finlandia.

Helsinki

La ciudad de Helsinki me gustó desde que llegué a ella. Me pareció que tenía mucho ambiente y animación. La sitúo lugar después de Estocolmo de las cuatro capitales escandinavas que visité. El albergue también estaba bien y nada tenía que ver con el de Imatra, pues este era un albergue urbano situado en un piso. Había mucha gente joven de distintos países allí.

Helsinki es la capital y ciudad más poblada de toda Finlandia, situada a la orilla del Golfo de Finlandia. Fue fundada en 1550 por el rey Gustavo I de Suecia y la fundación de la fortaleza portuaria de Sveaborg hizo crecer su estatus.

Conseguimos un mapa con seis rutas por la ciudad en la oficina de turismo y decidimos hacer algunas de estas rutas. La primera ruta que hicimos empezaba en el Esplanade Park, uno de los sitios con más ambiente de la ciudad. Caminamos hasta la larga calle de Bulevarden, al final de la cual había un mercado. Seguimos y un punto de la ruta enlazamos con otra al encontrarnos con la catedral, St. Nicholas Church, un edificio impresionante y blanquísimo. Fue completada en 1852. También vimos el Teatro Nacional, que es el más antigulo de Finlandia.


Desde allí seguimos la ruta 1 dejando atrás Senatstorget, y pasamos por más edificios diseñados por el mismo arquitecto de la catedral, C.L. Engel, como son Council of State, la biblioteca de la universidad, etc. Al terminar la ruta 1, enlazamos con la ruta 6 sólo para visitar la catedral ortodoxa de Uspenski, construida en 1868. Después empezamos la ruta 5 que atraviesa parques como Brunnsparken y Gardesstaden. Al final llegamos a St. John’s Church, la iglesia más grande de Helsinki.

Entoces llegó el momento de despedirme de Åke que se iba esa misma tarde a Tallin en barco y de allí viajaría a Polonia y Croacia durante dos semanas solo. Yo iba a coger un tren a Turku, último lugar de Finlandia que iba a visitar. Llamé para reservar el albergue de Turku, y como todavía tenía tiempo hasta que saliera mi tren, decidí seguir caminando por Helsinki.

Decidí hacer la ruta 2 que me llevó al jardín botánico y al parque que rodeaba los lagos Djurgardsviken y Kajsanieniviken. Después crucé la vía del tren por un puente y llegué al lago Toloviken. Desde allí caminé al City Winter Garden con muchos invernaderos llenos de flores. Muy cerca estaba el estadio olímpico que fue completado en 1952 para los Juegos Olímpicos (con una capacidad de 40000 espectadores).

Entonces decidí enlazar con la ruta 3 sólo para visitar el Sibelius Park, que además de estar muy lejos, me decepcionó. Allí estaba el monumento a Sibelius, famoso compositor finlandés (un órgano y un busto). Se estaba haciendo tarde y tuve que coger un tranvía hasta el albergue. Allí cogí mi mochila y fui a la estación para coger el tren a Turku.

Turku
Tardé dos horas en llegar y después tuve que caminar 15 minutos hasta el albergue. En mi habitación había tres chicas, cada una de las cuales estaba viajando sola.

Al día siguiente me puse a leer lo que ponía mi guía sobre Turku mientras desayunaba. Se me acercaron tres chicos: un canadiense, un italiano y un francés, que hablaban un poco de español. Eran muy simpáticos y me aconsejaron que ver en Turku.

Turku está situada en la costa suroeste de Finlandia, a orillas del río Aura, y es la quinta ciudad más poblada del país. Es también la ciudad más antigua de Finlandia. No se sabe con exactitud cuando fue fundada, pero su historia documentada empieza en 1229, cuando el Obispado fue trasladado allí.

El centro histórico de la ciudad se encuentra junto a la catedral, cuya construcción fue empezada en el siglo XIII, y la antigua plaza mayor, en la que se encuentran la antigua Casa Consistorial y las casas de Brinkkala, Juselius y Hjelt, que albergan el Centro Cultural municipal.

El Castillo de Turku, cuya parte más antigua se remonta a finales del siglo XIII, está ubicado cerca del puerto de pasajeros. Aproveché para ir a la oficina de Viking Line y comprarme un billete para viajar a Estocolmo aquella noche en ferry. Me enteré de que podía viajar sin camarote, lo cual era más barato, y además me dieron un descuento con mi billete de Interrail (esto me lo dijo una chica de mi habitación, fue una suerte). Total que sólo pagué 16€, muy buen precio.

Volví al albergue para coger mi equipaje y me fui caminando al puerto a eso de las 8 de la tarde. Llegué empapada porque llovió todo el camino. Así me despedí de Finlandia, con mucha lluvia y mucho cansancio, pero me había encantado.

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