Cogí un barco en Ancona (Italia) el 4 de agosto para ir hasta Patras, famoso puerto de Grecia y la tercera ciudad más grande del país. El viaje de Ancona a Patras había sido agotador pues habíamos pasado el día en la cubierta y la noche durmiendo en el suelo. Había hecho un viaje de 8 días en Italia que fue un no parar de un sitio a otro, así que también llevaba encima el cansancio de aquellos días. Cuando llegamos a Patras era la 1 de la tarde y cogimos un autobús a Atenas.
Atenas
Al llegar a Atenas me despedí de los australianos con los que había estado viajando que se iban a un albergue diferente del mío. Yo me iba a uno que era bastante barato y se llamaba Festos. Eso sí, mi habitación era uno de estos grandes dormitorios con unas diez camas, pero ahora lo que más me importaba era gastar lo mínimo.
Hacía un calor horrible en Atenas, aún más que en Italia. Después de dejar mis cosas en el albergue, fui a dar una vuelta para comprar algo de comida. A continuación fui a llamar por teléfono en unas cabinas que estaban cerca de la Plaza de Sintagma y de repente vi a Julian hablando por teléfono allí. Vaya casualidad, una más del viaje. Estuvimos hablando un rato y luego me fui al albergue a cenar la comida que había comprado.
Al día siguiente mi hermana me llamó para decirme que venía a Grecia, que se acababa de comprar el billete de avión. Unos días antes habíamos estado hablando sobre la posibilidad de que ella viniera para viajar conmigo. Lo veíamos poco probable porque a aquellas alturas un billete a Atenas pensamos que tendría un precio desorbitado pero ella fue a varias agencias a preguntar por si acaso. Tuvo suerte de encontrar un vuelo a buen precio y se compró el billete. Estaba contenta de compartir la última etapa del viaje con mi hermana, pues no me apetecía nada continuar yo sola.
Por la mañana no paré de hacer gestiones como buscar una lavandería, ir a la oficina de turismo, llamar a los barcos y autobuses, y en definitiva tratar de organizar lo mejor posible nuestro viaje por Grecia. Por la tarde me fui a dar una vuelta por la Plaza de Sintagma, en pleno centro de la ciudad, y de ahí al famoso parque National Garden. Allí había un estanque con un montón de patos hambrientos que perseguían a la gente con comida. También había otros animales en jaulas. Al salir del parque me encontré de casualidad a Julian y Richard, otra vez, yo ya no sabía qué pensar. Me fui con ellos de compras y a cenar. Después me despedí de ellos pensando que no les volvería a ver (cosa en la que me equivoqué) y me fui al hotel. Ellos se fueron a buscar a la hermana de Julian al aeropuerto que venía para viajar con él un tiempo (también es casualidad que su hermana llegara más o menos cuando la mía).
Al día siguiente, 7 de de agosto, era cuando por fin llegaba mi hermana. No llegaría hasta por la tarde así que se me ocurrió aprovechar la mañana haciendo una visita a la Acrópolis. Este término se emplea para designar la parte más alta de las ciudades griegas. La de Atenas está situada sobre una cima que se alza 156 m sobre el nivel del mar y es una de las más representativas de todas las acrópolis griegas. Allí está el famoso Partenón, quizás el mayor símbolo de esta ciudad. La mayoría de los grandes templos fueron reconstruidos bajo el liderazgo de Pericles durante la Edad Dorada de Atenas (460-430 a. C.). Durante el siglo V a. C., la Acrópolis adoptó su forma definitiva.
Cuando llegué a la Acrópolis había mucha gente esperando a conseguir el ticket, que no sólo era para visitar este sitio, sino también para ver el Teatro de Dionisio y el Templo de Zeus (había cinco en total). Después de comprarme el ticket entré. La entrada a la Acrópolis se realiza por la gran puerta llamada los Propileos. A su lado derecho y frontal está el Templo de Atenea Niké. Cerca de allí está el famoso templo Partenón, dedicado a la diosa griega Atenea, a la que los atenienses consideraban su protectora. A la izquierda y al final de la Acrópolis está el Erecteión, con su célebre stoa o tribuna sostenida por seis cariátides (figura femenina esculpida con función de columna).


No tardé mucho en ver la Acrópolis y entonces me preguntaba cómo llegar a los otros sitios que estaban incluidos con mi entrada. Un hombre griego mayor me vio un poco perdida y se me acercó. Se llamaba Manos y decía que conocía muy bien Atenas así que podía hacer de guía. Yo no sabía muy bien si aceptar su ayuda por si pedía luego algo a cambio, pero el caso es que se puso a andar conmigo mientras hablábamos y al final me acompañó a cada uno de estos sitios.
Me pareció muy amable de su parte pero llegó un momento en que ya me apetecía estar sola y me resultaba un poco pesado sobre todo porque no paraba de hacerme preguntas. Ya me mosqueé cuando me invitó a ir con él a la zona de Omonia para beber vino, a lo cual lógicamente dije que no. Pareció enfadarse cuando rechacé su invitación lo cual demostraba que sí esperaba algo a cambio por hacer de guía y para que me dejara en paz le dije que por la tarde podíamos quedar cuando llegara mi hermana. Acordamos un lugar y una hora pero por supuesto que no me presenté, vaya peligro.
Por la tarde cogí el autobús al aeropuerto para recoger a mi hermana que por cierto se llama Olga. Después de dejar su equipaje en el albergue, nos fuimos a Omonia a cenar (más vale que no nos encontráramos al señor de esta mañana). Fuimos a un restaurante un poco cutre pero barato y la comida no nos gustó nada. Tras la cena, estuvimos dando una vuelta por el barrio de Plaka, que tiene calles con mucho encanto donde abundan las tiendecillas y restaurantes. Allí había más ambiente y nos gustó más. Un chico nos dio unas entradas para una discoteca que estaba enfrente de nuestro albergue, así que fuimos allí después.
Delfos
El 8 de agosto fuimos al famoso sitio arqueológico de Delfos. Nos levantamos tarde y fuimos a comprar algo de comida. A las 13:30 teníamos que coger el autobús a Delfos. Fue una odisea llegar a la estación de autobuses: primero tuvimos que andar bastante hasta encontrar la parada de autobús que nos llevaría allí, luego el trayecto en autobús que fue largo porque la estación estaba bastante retirada y había tráfico, y cuando llegamos nos dimos una carrera tremenda para coger el autobús a Delfos que estaba a punto de salir.
En Delfos encontramos un hotel muy barato, por sólo 20€ la habitación doble y era todo lujo. Era agradable estar en aquella tranquila ciudad y desconectar un poco del caos de Atenas. Fuimos a cenar a un restaurante y yo comí moussaka por primera vez; estaba buenísima.
Al día siguiente por fin fuimos a ver los restos arqueológicos de Delfos. Antiguamente era el lugar del oráculo de Delfos, dentro de un templo dedicado al dios Apolo. A mi sinceramente me gustó más que la Acrópolis de Atenas y hay mucho para visitar aquí. Vimos el Templo de Apolo y el Teatro entre otras cosas. Había montañas alrededor y el paisaje era muy bonito. Desde luego que era el enclave perfecto para el oráculo, un sitio mágico. No nos dio tiempo ver el museo porque teníamos que coger el autobús a Atenas a las 4 de la tarde.


En el autobús tuvimos un pequeño susto con intervención de la policía y todo. Había un hombre con malas pintas que estaba sentado detrás de nosotras, y no sé que estaría haciendo que el cobrador de billetes se bajó del autobús y llamó a la policía. Quizás no le quería pagar o a lo mejor llevaba droga; lo cierto es que tenía pinta de drogadicto. Al rato dos policías se subieron y dijeron al hombre que se bajara, pero este no quería y sólo gritaba. Tardaron media hora en sacarle de allí, todo un espectáculo.
Me iba un poco triste de Delfos porque había perdido mi cámara automática. Yo viajaba con dos cámaras: una réflex con la que hacía fotos en diapositiva y otra automática con la que hacía fotos en papel. Menos mal que no perdí la réflex que es bastante más cara. Mi hermana de todos modos llevaba también una cámara automática. Aún así no me hacía ninguna gracia haber perdido la mía.
Al llegar a Atenas, un griego muy amable nos acompañó a la estación de tren y nos dijo cómo ir al puerto de Pireaus donde aquella noche teníamos que coger un barco a la isla de Ios. Cuando llegamos nos dijeron que ya no quedaban billetes a Ios pero decidimos esperar por si alguien cancelaba a última hora. No éramos las únicas de todos modos, muchísima gente se agolpaba cerca de las taquillas por si alguien revendía sus billetes. Yo quería intentarlo como fuera; no me apetecía nada volver a Atenas a pasar calor y agobios. De repente llegó una chica con cinco billetes que quería revender y yo me lancé como loca para conseguir dos. Aquello parecía una competición, todos luchando por conseguir entrar en ese barco al “paraíso” en plena temporada alta. Conseguí que la chica me diera dos billetes, no me lo podía creer, qué suerte habíamos tenido!
Ios
Al principio del viaje en barco estuvimos en la cubierta pero más tarde pasamos dentro porque queríamos dormir. El problema es que todo estaba muy lleno y todo el mundo estaba tirado por el suelo durmiendo en cualquier sitio. Primero dormimos en un pasillo y más tarde quedaron unas butacas libres cuando se bajó la gente en una de las islas.
Cuando llegamos a Ios al día siguiente, había mucha gente con carteles de albergues, hoteles y campings. Vi uno que tenía el cartel del camping Far Out que era donde se quedaban la mayoría de los australianos que conocí en el Busabout. Yo quería encontrarme con ellos, así que fuimos con el de este camping que nos llevó allí en una furgoneta.
Al llegar allí, cogimos un bungalow con dos camas, y después de dejar nuestro equipaje nos fuimos a la playa más cercana, Mylopotas, quizás la playa más turística de la isla. A la hora que fuimos casi no había nadie, seguramente la gente estaría durmiendo después de la juerga nocturna. Ios es bien conocido por ser una isla de juerga y diversión, el equivalente a Ibiza. Es una isla montañosa en el archipiélago de las Cícladas del Mar Egeo.
Cuando volvimos al camping a la hora de comer, había ya mucho ambiente porque la gente se estaba levantando. Había una piscina donde ponían música veraniega. Me encontré a algunos de los australianos del Busabout y estuvimos hablando con ellos. Estábamos con mucho sueño y nos fuimos a dormir la siesta, pero en los bungalows hacía un calor terrible y casi no podíamos dormir. Más tarde fuimos un rato a la playa y cuando volvimos al camping, la piscina estaba hasta arriba de gente. Eso sí, allí sólo había gente joven, no se veían familias ni gente mayor. Algunos hacían puenting mientras los demás animaban y aplaudían.


Por la noche salimos un rato después de cenar. Había que coger un autobús para ir a la ciudad y enseguida se llenó de gente que se iba de marcha. Cuando llegamos fuimos a algunos bares pero estaban casi vacíos porque era temprano. Conocimos chicos italianos, ingleses y griegos, pero yo estaba muerta de cansancio y sólo pensaba en irme a dormir. Estuve a punto de coger el último autobús a la 1 de madrugada pero mi hermana me convenció para quedarme. Los bares se estaban llenando entonces y al final acabamos entrando en una discoteca de rock con unos griegos que conocimos. Menos mal que cuando cerraron a las 4 de la mañana uno de ellos nos acompañó andando al camping porque no teníamos ni idea de cómo ir. El camino era largo pero al final llegamos.
Santorini
Al día siguiente cogimos el barco a Santorini a las 16:00 y llegamos allí en hora y media. Encontramos a la persona que nos tenía que llevar al albergue donde teníamos la reserva, Anna en Perissa Beach-resort. Al llegar nos repartieron las camas del dormitorio más grande del albergue que debía tener como 30. Ahora entendía por qué era tan barato (sólo costaba 6€). Era cutre, sucio, olía mal y había cucarachas; ah, y no había agua caliente.
Nos fuimos a cenar al restaurante de enfrente donde había un descuento del 20% para los que estábamos en el albergue. Luego dimos una vuelta por el pueblo pero no nos pareció muy bonito. Enseguida nos fuimos a dormir porque estábamos agotadas.
Santorini es un archipiélago circular formado por islas volcánicas, localizado en el sur del mar Egeo. Es el centro volcánico más activo del arco volcánico del sur del Egeo, aunque hoy día sólo queda una caldera inundada.
El día 12 de agosto nos levantamos temprano porque nos habíamos apuntado a una excursión por la isla que duraba todo el día. Salimos de Perissa a las 10:45 y de allí fuimos al puerto de Athinios para coger un barco a la isla de Nea Kameni, donde está el volcán de Santorini. Esta pequeña isla sólo tiene 2 km de diámetro y no está habitada. Subimos al volcán por un camino de grava hasta la cumbre de 130 m de altura. La subida se me hizo dura por el calor que hacía. Teníamos que beber constantemente para no deshidratarnos. El paisaje era muy árido, el típico paisaje volcánico. La guía nos dijo que podíamos excavar un agujero alrededor y comprobar que desprendía calor. Tuvimos suerte que nuestra guía hablaba muy bien español, y aunque ella estaba contando las cosas en inglés, de vez en cuando nos traducía cosas al español.
A continuación fuimos a la isla de Palea Kameni donde había fuentes termales. Algunos se bañaron allí pero nosotras nos olvidamos del bañador. De ahí seguimos en el barco hasta la isla de Thirasia donde está el pueblo de Manolas que sería la capital de la isla que sólo tiene 9 km2 de superficie. Este pueblo está formado por pequeñas casas de colores y es muy tranquilo. Para llegar al pueblo tuvimos que subir 170 peldaños de piedra. La gente que no tenía ganas de tanto esfuerzo subió en burro. Cuando llegamos arriba nos pusimos a comer y después casi no tuvimos tiempo de ver el pueblo porque a las 16:30 había que estar en el puerto para coger el barco.
El último destino del tour era Oia, el pueblo más bonito de Santorini. Es famoso por sus casas típicas blancas y su fantástica puesta de sol que es la mejor de la isla y una de las mejores del mundo. Por ello atrae a numerosos turistas cada día. Sin embargo, no tuvimos suerte con la puesta de sol pues había nubes. En fin, tendremos que volver en otra ocasión.
A las 9 de la noche cogimos el autobús de vuelta a Perissa. El viaje duró una hora y cuando llegamos nos encontramos con que casi todo el pueblo estaba a oscuras. Fuimos al restaurante cerca del albergue que estaba iluminado con velas. El camarero nos dijo que al haberse ido la luz no era posible cocinar y sólo se servían ensaladas. Nosotras que veníamos hambrientas de la excursión no queríamos sólo una ensalada, así que fuimos a buscar otro restaurante y encontramos uno con luz. Allí pedimos una pizza y nos quedamos satisfechas. Era nuestra última noche en Perissa y ya tenía ganas de irme. Era un poco aburrido y parecía el típico resort para parejitas.
Al día siguiente fuimos a la playa por la mañana pero no me gustó mucho. Era de arena negra, más bien piedrecitas, que se clavaban mucho cuando andabas, además de quemar un montón. El mar estaba muy revuelto y había bastante oleaje, así que sólo me metí un rato no muy lejos de la orilla. Después de la playa fuimos a comer, y luego fuimos al albergue a coger nuestro equipaje. Íbamos a coger el autobús a Fira, la capital de la isla
Cuando llegamos allí fuimos al albergue que no quedaba muy lejos. Costaba 12€, más caro que el de Perissa, pero era mejor y compartiríamos el dormitorio con menos gente. En la recepción había un jamaicano con rastas que echó el ojo a mi hermana y tenía mucho peligro; mejor tener cuidado con él. Después de dejar el equipaje, fuimos a dar una vuelta por el pueblo. Era muy bonito y tenía buenas vistas. Había mucho ambiente y sin duda era muy turístico.
Por la noche salimos a cenar, más que nada a picar de aquí y allá porque compramos algo de comida rápida en un par de sitios. Luego fuimos a ver las vistas de la ciudad de noche lo que nos encantó. Terminamos la noche en un pub irlandés que estaba al lado de nuestro albergue. Allí estaba el grupito de australianos del Busabout y nos quedamos con ellos.
Paros
Sin apenas haber dormido, al día siguiente cogimos un autobús para el puerto a las 7 de la mañana. A las 8 salía nuestro barco a Paros. Por suerte tuvimos butacas para dormir un poco. Llegamos a Paros a las 13:30 y como siempre fuera esperaban los representantes de los hoteles con sus carteles correspondientes. Encontramos un pequeño hotel familiar que nos ofrecía una habitación doble por 40€ y nos fuimos allí. Cuando llegamos allí vimos que era como un chalet con varias habitaciones, pero era agradable y tranquilo.
No hicimos gran cosa en Paros, estábamos demasiado cansadas. Después de comer nos echamos una siesta de tres horas y cuando nos levantamos fuimos al puerto para comprar los billetes del día siguiente. Luego quisimos ir a la playa pero las más bonitas estaban lejos y ya sólo tuvimos tiempo de dar un paseo por la más cercana.
Al día siguiente, 15 de agosto, era la fiesta religiosa del pueblo. Sacaron a la Virgen de procesión y me sorprendió que en lugar de una estatua, llevaban un cuadro enorme con su imagen. Me imagino que al igual que en España, estarían celebrando la festividad de la Virgen de la Asunción, aunque tampoco estoy segura ya que la religión de los griegos es la ortodoxa no la católica.
El hijo del dueño del hotel nos había llevado hasta el puerto para coger nuestro barco que salía a las 10:45. Él iba a la procesión, por eso tuvimos que salir más temprano de lo previsto, pero de paso aprovechamos para verla.
El barco nos llevaba a Piraeus y allí teníamos que coger un autobús a Patras. El viaje se me hizo pesado porque teníamos al lado a un grupo de griegos que intentaron ligar con mi hermana y no paraban de hacer señas y otras tonterías. De verdad que ya acabé harta de las islas griegas y de todo lo que allí se cocía; menos mal que pronto nos íbamos a los Alpes a descansar en plena naturaleza. Así terminaba nuestro viaje en Grecia, muy bonito pero mucho calor y demasiada juerga. Si volviera no sería en verano y desde luego no volvería a algunas de las islas.
jajajja joder como lo pintas! , creo q lo montaste mal. Yo nunca iria a un sitio con tanto calor a albergues tan baratos y sina ire. Es mejor gastar mas y tener habitacion comoda y con aire para descansr bien de noche y llevar las cosas mas organizadas , por lo menos en verano.
Entiendo lo que dices, pero este viaje era parte de aventura de cuatro meses por Europa, y en principio no pensaba ir a Grecia, surgió sobre la marcha. Cuando viajas para tanto tiempo, no se puede llevar todo tan organizado como se quisiera. De todas formas no salió tan mal la cosa, quizás no me haya explicado bien el post.
Ya tienes razón que ne esos viajes pues se va a la aventura. Solo que depende de donde vayas merece la pena ir o no a la aventura. Pues parece por el post que no fue buena experiencia pero espero como dices ahora, que encontraras buenos momentos. Yo voy este verano y espero pasarlo bien y tus mensajes tambien hacen aprender que cosas hace ry cuales no, para ir precavida. MUchas gracias. Saludos
hola!
bueno.. a mi grecia me encanta toda o sea que no puedo hablar mal de ella jejeje en 2011 hice un viaje allí donde pude ver santorini, mykonos atenas y salonica… la verdad: barata, comida muy buena y gente muy amable!! nada malo que decir…
saludos 😉
Hola Carla. Gracias por tu comentario. Sí, Grecia es un gran país, con mucho para ofrecer. Yo he estado dos veces, por algo será. Saludos!