Vida viajera: muchas vidas en una

Desde hace poco más de diez años he vivido en varios sitios de la geografía española y mundial, he tenido distintas ocupaciones, diversos grupos de amigos y conocidos, distintas aficiones, etc. Cada vez que llego a un nuevo lugar es como empezar de nuevo, como si naciera una nueva vida. Yo soy nómada por naturaleza aunque quizás haya tardado un poco en darme cuenta de ello o más bien el miedo me mantuvo demasiado tiempo viviendo en mi ciudad. Ser nómada es emocionante, puedes probar a vivir distintas vidas en una, pero también está la otra cara de la moneda, la soledad.

Tampoco he estado diez años seguidos de un lado a otro, he tenido intervalos de tiempo que he vuelto a mi Madrid natal para descansar, reflexionar, trabajar (cuando había trabajo, claro) y estar con mi familia. Pero después de un tiempo ya estaba en mi esa inquietud de querer probar más destinos, algo que me dice que el mundo es demasiado grande y diverso como para quedarse toda la vida en el mismo lugar. Y sí, es cierto que están las vacaciones para desahogarse, y yo las aproveché bien cuando vivía en Madrid, pero no es lo mismo; los que seáis nómadas lo entenderéis.

A veces me pongo a pensar qué habría pasado si me hubiera quedado en tal o cual lugar, si no me hubiera ido de allí, cómo sería mi vida ahora. Constantemente me veo tomando decisiones que van creando mi vida, si me voy de un lugar o me quedo más tiempo, si elijo este trabajo o el otro, si dejo el trabajo para seguir intentando dedicarme a lo que me gusta o me quedo en él por seguridad, si intento probar a vivir en ese país soñado o lo dejo por miedo,… En fin, cada decisión está determinando en gran parte mi futuro y bien es cierto que nuestra situación actual es fruto de una o varias decisiones que tomamos en el pasado. También es cierto que hay veces que las circunstancias nos empujan a tener que abandonar un lugar y no es que lo decidamos. Por ejemplo, si yo no necesitara un visado para trabajar en Canadá, me habría quedado allí, o si en Irlanda me hubieran salido buenos trabajos quizás ahora estaría allí asentada.

A veces no sé si realmente me gusta ser nómada o más bien estoy buscando mi sitio. Creo que si llegara el día en que me enamorara completamente de un lugar o de una persona que viviera allí o de un trabajo, y ese amor fuera correspondido, me pararía sin dudarlo. Eso sí, seguiría viajando en mis vacaciones, pero con más tranquilidad. De momento aquí sigo, probando la vida aquí y allá, buscando mi sitio, sin nada asegurado, pudiendo cambiar todo de un momento a otro. Cuando me preguntan sobre mi futuro yo ya no sé qué decir, sé las cosas que me gustaría lograr, pero de momento todo sigue en el aire. Es emocionante tener un montón de posibilidades abiertas delante de ti, pero también da un poco de vértigo no tener nada asegurado.

Admiro a las personas que son capaces de quedarse siempre en el mismo sitio y no necesitan cambiar nada, son felices estando como están. También admiro a los nómadas que salen a los caminos a buscar su lugar y a sí mismos porque para ellos es una necesidad vital. Creo que cada uno debe hacer lo que siente su corazón, lo peor es engañarse a uno mismo con una vida que no le gusta. Yo de momento sigo probando estas vidas, intentando sacar el máximo aprendizaje de cada una de ellas, que al final es lo que queda. Cuando llegue mi momento de asentarme, lo haré, pero será donde yo elija y donde mi corazón me diga que tiene que ser.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *