Después de haber estado dudando sobre poner el contenido de esta entrada en la de Kingston o la de West London, finalmente me he decidido a escribir una entrada aparte porque creo que lo merece. Ciertamente, las visitas que hice a esta parte de Londres fueron principalmente mientras vivía en Kingston y en West London, pero también tuve la oportunidad de quedarme tres días en casa de una couchsurfer en Richmond a la vuelta de mis vacaciones en España, así que creo que tengo material suficiente como para una entrada aparte. Además, realmente esta zona no es exactemente el oeste de Londres, sino el suroeste, así que creo que será mejor separarla de los otros sitios para evitar confusiones.
En esta entrada voy a hablar sobre todo de Richmond upon Thames, un distrito de Londres y pueblo a la vez, por el que tengo gran predilección. Su estratégica situación junto al Támesis le da una belleza inigualable, con sus puentes y paseos, sus edificios antiguos y elegantes. Y como no, el maravilloso Parque de Richmond del que ya hablé en mi entrada de Kingston, uno de mis lugares favoritos de Londres, que es además el parque más grande y salvaje de todos.
Richmond está un poco más cerca de Londres que Kingston, de hecho allí llega el metro mientras que a Kingston no. No sabría decir cuál de los dos me gusta más, ambos me encantan, pero si tuviera que elegir uno para vivir permanentemente, eligiría Richmond, porque además de tener el parque, el río y un centro histórico atrayente, está más cerca de Londres y es más práctico. No es de extrañar que fuera el lugar favorito de escapa de la realeza durante siglos. Además tiene cerca el palacio de Hampton y los Kew Gardens, y alberga muchas casas históricas, teatros y museos.
Cuando vivía en Kingston, pasaba por Richmond casi cada día cuando viajaba en autobús a mi trabajo. Me encantaba el trayecto completo de aquel autobús, el número 65, pero sobre todo al llegar a Richmond, con la visión del río Támesis rodeado de verdes praderas. Poco antes el autobús pasaba por el parque de Richmond (en concreto la entrada de Petersham) y una granja de caballos cercana. La imagen perfecta de la campiña inglesa se ofrecía ante mis ojos como un regalo de serenidad poco antes de meterme en el bullicio de Londres.
Cada vez que pasaba por allí pensaba que un día tenía que ir a Richmond para visitarlo y hacer fotos, pero estuve tan ocupada en aquella época, que no encontraba el momento de hacerlo.
En el mes de mayo, cuando ya me había mudado a Brentford (West London), vino mi amiga Marisa a visitarme, y decidí llevarla a Richmond el primer día. Fue un acierto porque le encantó, y yo pude por fin caminar junto al Támesis y la verde pradera, estar ahí, en medio de la bella postal que veía siempre desde el autobús. Aquel día de primeros de mayo estaba nublado y llovía a ratos, pero no nos impidió caminar y hacer algunas fotos.
En esta foto aparecen algunos edificios históricos como The Royal Star y Garter Home, un sitio para militares heridos y retirados de la época de la Primera Guerra Mundial, aunque ahora no sé muy bien quién vive allí.
Hicimos muchas fotos del río ya que nos resultaba imposible resistirnos a hacer más según avanzábamos. Tuve que elegir una, difícil decisión.
De repente vimos esta preciosa garza real en un poste. La garza luego se acercó más y ahí se quedó tan tranquila, con montón de gente haciéndole fotos, pero ella ni se inmutaba.
Caminamos hasta el puente, del cuál tengo esta foto.
Luego fuimos a caminar por las calles del centro. Fuimos a la iglesia St Mary Magdalene y allí hice estas fotos.
Esto fue todo por hoy en Richmond. Después llevé a mi amiga Marisa a Kingston para que lo viera, pero de Kingston ya hablo en su entrada correspondiente.
También en esa entrada hablo de Richmond Park, parque que está entre Richmond y Kingston (se puede ir de un pueblo al otro atravesando el parque). Al final lo metí en la entrada de Kingston porque fui más veces desde Kingston. En el mes de junio tuve oportunidad de hacer una excursión en bici en el parque; si queréis leer sobre ello, está al final de la entrada de Kingston.
A finales del mes de julio tuve oportunidad de regresar a Richmond y además me quedé allí tres días. Esto fue porque dejé mi casa en West London cuando me fui de vacaciones a España a primeros de julio, y a la vuelta no tenía casa todavía, así que tuve que buscar un couchsurfer que me alojara. De casualidad encontré una estupenda couchsurfer brasileña que vivía en Richmond y que aceptó mi solicitud. Isabela, que así se llamaba, vivía en una casa preciosa en las afueras de Richmond, con vistas al río. Cuando llegué allí no podía creer la suerte que había tenido; quedarme en aquella casa durante tres días fue un regalazo del universo.
Aproveché para ver el jardín botánico Kew Gardens (hablo de él en la entrada de West London, al final) que quedaba cerca y pasear más por la preciosa pradera del Támesis. En el paseo llegué hasta un complejo de centro de jardinería, vivero y cafetería-restaurante, Petersham Nurseries, que merece la pena visitar. Recuerdo que cuando vivía en Kingston envié un curriculum para trabajar allí, pero nunca me respondieron. Siempre había querido visitarlo y por fin llegó la oportunidad. Si estáis en Richmond, os aconsejo que vayáis a verlo; además el paseo hasta allí es muy bonito y cerca está la granja de caballos.
Es un centro muy grande y tiene varias zonas. Aquí podéis ver la zona de las plantas de exterior, bueno, parte de esa zona.
Luego está la tienda con distinto inmobiliario y elementos decorativos para la casa. Algunos son de estilo inglés antiguo, muy elegantes, otros son más modernos y coloridos.
La zona de restaurante y la de cafetería son enormes, no me imaginaba que tanto. Hay mesas fuera y otras dentro, para elegir.
Al final hice muchas fotos y luego me arrepentiría, cuando se me acabó la batería en la mitad de mi visita en Kew Gardens, donde fui después.
Kew Gardens: Uno de los mejores jardines botánicos del mundo
Se trata de un extenso jardín botánico con un total de 120 ha, situado entre Richmond y Kew. Aprovechando que estaba aquellos días en Richmond, decidí ir a visitarlo. Cogí el aútobús 65 que me dejó en una de las entradas (Lion Gate) en cuestión de 10 minutos. La entrada es bastante cara, £16, pero yo conseguí pagar £14 (concession rate) porque hacía poco me había quedado sin trabajo.
Estos jardines datan del S. XVIII y eran propiedad de la realeza. En 1840 cambiaron su estatus a jardín botánico nacional. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2003. Es un centro puntero en la investigación botánica y al parecer tiene uno de los bancos de semillas más importantes del mundo.
Lo primero que vi al entrar fue la magnífica Pagoda, de unos 50 metros de altura. Fue erigida en el año 1762 a partir de un diseño que imita la arquitectura china del período Taa. Cada planta de la Pagoda está rematada con un tejado saliente y los ángulos de este tejado están adornados con enormes dragones, ochenta en total. Desde luego que llama la atención nada más entrar, ya que sobresale por encima de todo.
Cerca de allí estaba un jardín japonés con un edificio que parecía un pequeño templo.
A continuación fui a visitar la Temperate House, que es el invernadero más grande de todos los que hay en Kew Gardens.
Al lado está Evolution House, un pequeño invernadero donde se habla de la evolución de las plantas y las adaptaciones que fueron adquiriendo a lo largo del tiempo en respuesta a los cambios del medio.
Por allí se veían algunas esculturas de madera de David Nash, quien utiliza la madera de árboles muertos para crear sus obras de arte. Colabora estrechamente con Kew Gardens, por lo que expone muchas de sus obras aquí. Yo sólo vi las que estaban por ahí esparcidas, pero también hay un edificio donde están gran parte de sus obras.
De ahí caminé hasta Victoria Gate, de donde salía una visita guíada a la 1:30. Llegué cinco minutos más tarde y las señoras de la recepción no me entendieron bien porque pensaban que quería hacer la visita de las esculturas de David Nash, y me dijeron que esperara hasta las 2. Después de diez minutos de espera, empecé a pensar en la posibilidad de que se hubieran equivocado, ya que vi que llegaba gente para apuntarse a la visita de las 2 que no era la misma que yo quería hacer. Les pregunté a las señoras de nuevo, y efectivamente pensaban que quería hacer la visita de David Nash, así que salí corriendo en busca del grupo que partió a la 1:30.
Por suerte, no tardé mucho en encontrarlos. Estaban en Palm House, donde están las plantas tropicales. Nuestra guía era una jubilada que voluntariamente hacía este trabajo, igual que la guía que tuvimos en la reserva de Barnes. Parece que en Inglaterra esto es algo muy habitual.
Frente a este invernadero había un parterre con muchas flores de distintos colores y un estanque precioso. No hice la foto entonces porque iba con prisas buscando al grupo. Cuando volví más tarde ya se había acabado la batería de mi cámara, así que me quedé con las ganas de aquella foto. Es una de las imágenes más típicas de Kew Gardens, siento no poder ponerla aquí, pero seguro que la podéis encontrar fácilmente en internet.
Después fuimos a uno de mis sitios favoritos, Waterlily House, un invernadero con enormes nenúfares. Sólo hice un par de fotos ya que me tuve que retener por la batería, pero si no hubiera hecho más. Aquí pongo una de las fotos que hice.
Lo siguiente que vimos fue Princess of Wales Conservatory, un invernadero que mostraba distintas zonas climáticas con sus plantas correspondientes entre las que estaban cáctus, helechos, orquídeas y plantas carnívoras.
Al salir de allí, la guía nos dijo que terminaba la visita, pero nos recomendaba, que antes de seguir visitando sitios por nuestra cuenta, fuéramos a Davies Alpine House, que estaba justo al lado.
Entré en el pequeño invernadero con plantas alpinas y al salir me encontré un paraíso con más plantas de este tipo situadas en rocas que emulaban su hábitat natural. Allí había una impresionante cascada a la que no pude resistirme a hacer una foto.
Hice alguna foto más en aquella zona que tanto me gustó y entonces, para mi disgusto, se acabó la batería de mi cámara. Fui a Duke’s Garden que estaba allí al lado, y traté de hacer una foto después de haber sacado y metido la bateria de nuevo, pero nada, la cámara ya no quería funcionar más. Allí no lo lamenté tanto, pero en otros sitios que visité después sí lo hice, pero ya nada podía hacer, así que intenté relajarme y disfrutar del resto de mi visita.
Lo que visité después y de lo que no tengo fotos fueron: Kew Palace (casa del rey George III), Xstrata Treetop Walkway (donde se podía caminar entre las copas de los árboles a 18 m de altura), Sackler Crossing (un puente de madera sobre un lago muy grande y Minka House (casa tradicional japonesa) junto con el jardín de bambús.
Cuando ya eran casi las 6 de la tarde, emprendí el camino de vuelta a Lion Gate, la entrada por donde comencé mi visita. Me perdí un poco y al final di una vuelta tremenda para llegar hasta allí. La verdad que ahí pude apreciar lo grandísimos que son estos jardines.
Qué puedo decir de Kew Gardens; no me decepcionaron en absoluto. Yo que he visitado muchos jardines botánicos en diversos lugares del mundo, que incluso he trabajado en el de Madrid, puedo decir con toda seguridad que este es el que más me han gustado hasta ahora. No tiene ni comparación con el de Madrid, claro, que con razón la entrada es mucho más cara.
Os aconsejo que visitéis la página web antes de ir a visitar este jardín botánico: Kew Gardens. Ah, y no se os olvide recargar bien la batería de la cámara, que no os pase lo que a mi.
El sábado por la tarde, después del taller, fui a pasear con Isabela junto al río Támesis. Hacía una tarde estupenda, soleada y no muy fría, así que mucha gente estaba sentada en el césped o tomando algo en los pubs de al lado del río. Me despedí mentalmente de Richmond, quizás aquel fuera mi último paseo, o al menos en este año. Me mudaba en unos días al norte de Londres y entonces tendría otros lugares que visitar.Cuando me puse a ver mis fotos de Richmond, me di cuenta de que no llegué a hacer ninguna desde Richmond Hill. La vista desde allí es una maravilla, y ha inspirado a numerosos artistas. Así que tendré que volver, no sé cuando, pero tengo que hacer esa foto. Si vais a Richmond no os olvidéis de subir allí y hacer la foto; os estoy avisando. Para los que visitáis Londres por segunda o más vez, o los que vais la primera vez pero más de un par de días, no dejéis de visitar Richmond, seguró que no os arrepentiréis.
Wimbledon: más que competiciones de tenis
Ahora llega el turno de hablar de Wimbledon, otro lugar del suroeste de Londres, muy conocido por sus famosas competiciones de tenis. Allí sólo fui una vez y lo vi por encima porque no tuve mucho tiempo. Fui el día que iba a quedarme en casa de Isabela en Richmond. Aproveché para visitarlo ya que allí podía coger luego un autobús que me llevaría hasta Richmond.
Fue bastante paliza porque iba con mi equipaje para los tres días de Richmond encima, y además era uno de los días de la ola de calor (sí, un calorazo casi como el de España, y justo cuando venía de allí de vacaciones), así que acabé sudando como un pollo y con la espalda dolorida. Tuve que caminar mucho de un sitio a otro aunque me faltó por visitar el pueblo. Visité tres sitios: Wimbledon Park, el estadio de tenis y el museo (por fuera porque estaba cerrado) y el templo budista (esto quizás no sea turístico, pero como me encantan los templos, decidí ir a verlo).
Para ir hasta allí cogí el metro hasta la estación de Wimbledon Park y al llegar allí pregunté como ir al estadio y museo. Me dijeron que estaba muy lejos y tendría que andar un montón. En el mapa no parecía tanto, pero sé por experiencia, que los mapas engañan a menudo, y ya me ha pasado varias veces que algo que parecía que quedaba cerca estaba más lejos de lo que pensaba. Me metí en el parque ya que estaba allí. Había una zona de césped junto a unas pistas de tenis. Mucha gente estaba allí de picnic o simplemente pasando la tarde al sol.
Fui caminando hasta una laguna donde había gente haciendo vela o montando en barca.
El paisaje de la laguna era muy bonito como podéis ver en esta foto.
Seguí andando sin tener mucha idea de cómo ir hasta el estadio y museo del tenis, hasta que me decidí a preguntar. La pareja a la que pregunté no me supieron indicar y me dijeron que le preguntara al guardaparques que andaba por allí en su vehículo especial. Le pregunté y se ofreció amablemente a llevarme en su vehículo (una especie de todo terreno pequeño especial para conducir sobre hierba y sin techo) hasta la salida del parque desde donde tenía que andar por la carretera.
Fue muy divertido montar en aquel chisme y así atravesamos el parque a gran velocidad. Menos mal que se me ocurrió preguntar a aquel hombre que si no me habría tirado toda la tarde dando vueltas por el parque sin saber donde ir. Al llegar a la salida, me indicó el camino a seguir.
Estuve andando bastante por la carretera. Había voluntarios y trabajadores de los Juegos Olímpicos por allí, y también carteles por todas partes. Estaba todo a punto para empezar, no cabía duda. Vi muchos coches de los Juegos Olímpicos pasando por allí y hasta un autobús lleno de soldados que se bajaron donde el estadio.
Al llegar al museo vi que estaba cerrado y decía que no se abriría hasta que acabaron los Juegos Olímpicos. Hice estas fotos desde fuera, algo es algo.
El siguiente reto era llegar hasta el templo budista. Le pregunté a un par de personas que vi paseando por allí y ninguna tenía idea. Por fin un señor que iba en bici fue capaz de explicarme el camino hasta allí. Para ello sacó su smartphone y buscó la ruta. Menos mal, sino no habría llegado ni de coña, estaba lejos y no era muy fácil de llegar. Me armé de paciencia y emprendí la caminata hasta allí. Al rato vino el señor de la bici detrás para asegurarme de que cogía la calle correcta, la cual me indicó efusivamente con la mano. Menos mal que hay ingleses amables, bueno, ya han sido muchas las ocasiones que viéndome con el mapa un poco perdida, se han acercado a ayudarme.
Estuve caminando por calles de una zona residencial con elegantísimas casas que indicaban que gente de dinero vivía en ellas. Y allí, entre esas casas, apareció el templo budista, el Buddhapadipa Temple. Al parecer es un templo budista tailandés. Los monjes que viven allí se llaman Dhammaduta, y son tailandeses. Allí dan clases de meditación y cualquiera puede asistir. De hecho cuando yo llegue, una señora que estaba en la puerta me dijo que una clase de meditación estaba a punto de comenzar.
La visión del templo budista entre la vegetación era paradisíaca, casi parecía que me hubiera transportado a Tailandia.
Hice fotos por delante y por detrás, para que podáis ver lo bonito que es este templo.
Caminé hasta una zona donde había un puente de madera y cuando lo crucé me encontré con figuritas varias de Buda y varios dioses hindúes.
Luego me senté un rato en un banco a meditar un poco, y a descansar, que buena falta me hacía después de la caminata que había dado. El esfuerzo había merecido la pena y ahora tenía mi recompensa, unos momentos de tranquilidad frente al precioso templo.
Después de un rato allí caminé hasta la carretera de donde salían el autobús a Richmond. No tardó mucho en llegar y después fue como algo más de media hora hasta Richmond. La pena es que el autobús no pasaba por el pueblo de Wimbledon, para eso tendría que haber cogido el autobús en dirección contraria, así que me quedé con las ganas de verlo. No obstante, me alegraba de haber elegido ver el parque, no es que fuera de los mejores de Londres, pero la zona del lago me encantó.
En fin, esto es todo lo que puedo contar de esta zona de Londres. Espero que mi relato os haya animado a pasaros por aquí si tenéis oportunidad.