Verano olímpico en Londres

La verdad que hasta hace poco no tuve el más mínimo interés en las Olimpiadas. Desde que llegué a Londres hace unos meses, este ha sido el gran tema del año. Mucha gente hablaba de ello, en los periódicos no había una sola vez que no se mencionara, y en definitiva, la ciudad se iba preparando para recibir al mayor acontecimiento deportivo del mundo, sin duda un momento histórico. Muchos ingleses me comentaban que habían comprado entradas para ver algunas competiciones o que iban a tratar de comprarlas. Yo en ningún momento me lo plantée y por supuesto no quería gastarme dinero en ninguna entrada. Pero os aseguro que cuando las Olimpiadas ya están aquí, es imposible no contagiarse de todo ese ambiente. Al final decidí ver lo que pudiera (lo que era gratis, eso sí) y escribir esta entrada contándolo.

Londres ha sido la primera ciudad en ser sede de las Olimpiadas en tres ocasiones, habiendo sido anfitriona anteriormente en 1908 y en 1948. Esta es la vez número 30 que se celebran las Olimpiadas en la época moderna (sin contar las de la antigua Atenas), y han tenido lugar entre el 27 de julio y el 12 de agosto. Londres fue elegida como la ciudad sede el 6 de julio de 2005 durante la 117 Sesión del COI en Singapur, derrotando a Moscú, Nueva York, Madrid y París, después de cuatro rondas de votación.

Lo primero que vi de las Olimpiadas fue la Antorcha Olímpica. Era el día del comienzo de los Juegos Olímpicos, el 27 de julio, y yo estaba en Richmond pasando unos días en casa de una couchsurfer. Nos enteramos de que a las 10:30 de la mañana pasaba la AntorchaOolímpica en un barco por el río Támesis. Bajamos y nos dijeron que quedaba aún media hora más o menos, así que subí para desayunar (estábamos muy cerca, si no no me habría ido). Al bajar ya estaba pasando el barco así que le hice una foto rápidamente, pero no lo cogí de frente.
Luego hice fotos de varias barquitas y canoas que iban acompañándola. Había mucha gente en la orilla y en el puente viendo pasar la antorcha.


Al día siguiente, sábado, iba a pasar por Richmond la carrera ciclista de hombres, y el domingo la de mujeres. Sentí mucho no poder estar para verlo, pero es que tenía un taller que me interesaba mucho en el centro de Londres. Cuando me iba al taller ya estaba llegando mucha gente para coger sitio para ver la carrera, como una hora y media antes de que empezara. Isabela sí lo vio y me enseñó fotos después.

También me perdí la apoteósica apertura de los Juegos Olímpicos el viernes por la noche. No es que fuera a ir a verla al Estadio Olímpico, pero sí me hubiera gustado ir a uno de los muchos sitios de Londres donde habían colocado pantallas gigantes para que la gente pudiera ver gratuitamente los eventos deportivos. Días después la estuve viendo por internet, en la web de la BBC, y me quedé impresionada. Desde luego los ingleses son muy buenos montando eventos, y como siempre, tienen que hacerlo a lo grande, como no podía ser menos. Una cosa nos han dejado bien clara estos días, son super patriotas y muy orgullosos de ser británicos, siempre con la banderita por todas partes, igual que pasó durante el Jubileo de la Reina Isabel.

Durante los días que siguieron, todo giraba en torno a las Olimpiadas. Por la calle había banderitas, carteles y anuncios de los Juegos.
En el metro habían colocado muchas señales que indicaban la dirección a seguir para el Parque Olímpico. Había muchísimos por todas partes, no fuera que los turistas se llegaran a perder. Todos eran de color rosa, y me pregunto por qué habrán escogido este color, alguna razón habrá, pero la verdad que no lo sé.

A la salida de cada estación de metro había informadores con unos chalecos rosas. Repartían mapas de la ciudad o de la zona donde estaba esa estación de metro. Eran pura amabilidad cuando ibas a preguntarles cosas, incluso se acercaban a ofrecerte ayuda si te veían un poco perdida. Estaba muy bien.

Había también muchísimos voluntarios por todas partes, con sus uniformes de color rojo y azul, y su acreditación colgando. En total hubo 70000 voluntarios, con razón que se vieran por todas partes. No sólo había voluntarios ingleses, mucha gente había venido de otras partes del mundo para hacer esta labor, y así tener la oportunidad de ver algo de las Olimpiadas. Aunque bueno, había muchos puestos distintos, y algunos no veían nada de nada, y lo que les tocaba hacer era fijo para todos los días, no se rotaba. Algunos estaban dedicando sus vacaciones a esto, eso si que es entrega, yo no lo haría sin cobrar (me refiero a este tipo de voluntariado en concreto).

Cuando paseaba por Londres me encontré muchas figuras de la mascota oficial de las Olimpiadas 2012. En realidad son dos, ya que una representa los Juegos Olímpicos y la otra los Paralímpicos. Nacieron a partir de la última viga utilizada para la construcción del Estadio Olímpico. Se llaman Wenlock y Mandeville, nombres que vienen de dos ciudades inglesas muy relacionadas con la historia olímpica: Much Wenlock, condado en el que se celebraron en el siglo XIX los ‘Wenlock Games’ que inspiraron las olimpiadas modernas, y Stocke Mandeville, hospital del condado de Buckinghamshire, que animando a sus pacientes a practicar deporte plantó la semilla de los juegos paralímpicos.


A mi la que más me gustó fue esta que vi en la zona de Brick Lane y Banglatown. Me gustaba por su color y su diseño, así que decidí hacerme una foto con ella. Luego descubrí que hasta la camiseta que llevaba hacía juego con el color de la figura, además de ser el color de los Juegos. Era curioso ver los distintos colores y diseños de las figuras. Parecía que el diseño tenía que ver con la zona de la ciudad donde estaban situadas. Empecé a hacer fotos de cada una que me encontraba hasta tener una amplia colección de ellas. Terminó siendo divertido encontrar una nueva figura con su diseño correspondiente.

El centro principal de los juegos ha sido el Parque Olímpico de Londres de 200 hectáreas construido sobre un antiguo emplazamiento industrial en Stratford, en el este de Londres. Los Juegos también utilizan muchos lugares e instalaciones que ya estaban construidos antes de la candidatura. Para allá me fui el día 10 de agosto, decidida a vencer la pereza que me daba meterme entre la multitud que viajaba en metro aquellos días. De todas formas no me podía quejar, la zona donde me había mudado días antes (en el nordeste de Londres) estaba a tan sólo cinco paradas de Stratford en el «overground» (es como el metro pero va sobre la superficie). No tenía entradas para ningún evento deportivo, pero quería ir para ver aunque sea el ambientillo y lo que surgiera.


En el overground de camino a Stratford lo pasé fatal. Estaba llenísimo de gente e íbamos apiñados como sardinas en lata. Hacía calor y el aire estaba cargado. Aunque el trayecto no era muy largo, se me hizo eterno, y ya me empezaba a preguntar si merecía la pena hacer el esfuerzo cuando ni siquiera tenía una entrada para ver algo.

Cuando llegué allí salimos todos a presión, como si hubieran abierto la compuerta de una presa. Era impresionante la cantidad de gente que había, con razón que tardáramos en salir. Hice esta foto de la estación de metro de Stratford, antes de dirigirme al Parque Olímpico.

Había muchos voluntarios que indicaban a la gente por donde tenían que ir para entrar en el Parque Olímpico. Decían que sólo los que tuvieran entradas podían meterse por el camino vallado que llevaba al Parque. Algunos que dijeron que no, les sacaron fuera inmediatamente. Yo me hice la loca y no dije nada, así que seguí la corriente de gente hasta el Parque Olímpico. Lo que faltaba, después de lo que me había costado llegar hasta allí, para que me echaran fuera a la primera.
Llegué al recinto donde estaban los distintos distintos pabellones donde se realizaban los eventos deportivos. La gente iba buscando la cola correspondiente con sus entradas en la mano. He grabado el ambientillo en este video, si queréis verlo.


Vi una cola que iba al Estadio Olímpico y decidí seguirla. Enseguida me di cuenta de que pronto iban a pedirme las entradas, no iba a ser tan fácil colarme. Pregunté a un voluntario si había algún sitio desde donde ver la vista del estadio por lo menos. Me dijo que subiera a la tercera planta del edificio de John Lewis, así que hacia allá me dirigí.

De camino vi este recinto con pantalla donde la gente, sentada en butacas o en el suelo, podía ver los eventos deportivos.
Llegué al edificio de John Lewis y entré en él. Al llegar a la segunda planta vi una cola tremenda de gente. Pregunté y me dijeron que era para subir a la tercera planta y ver las vistas del estadio. Estaban cobrando 2 libras por subir ahí, toma ya el negocio que se habían montado aprovechando las Olimpiadas. Aunque había carteles que decían que era para fines benéficos, yo no me lo creía. Me negaba a esperar una larga cola y pagar por ver las vistas. Una chica que trabajaba allí me dijo que desde la cristalera de la segunda planta se podía ver algo y ahí no había que pagar. Decidí ir allí a ver si podía hacer alguna foto, y esto es lo que os puedo mostrar. Sé que no se ve de maravilla pero algo es algo.
Como no sabía muy bien lo que tenía delante, no hice bien la foto. Me refiero a la primera, pues he cortado el Centro Acuático y apenas se puede ver, pero es que entonces no sabía lo que era. Allí se han hecho las competiciones de natación, y al parecer está inspirado en el flujo del agua en movimiento (de ahí su techo ondulado que imita a una ola). Lo que sí se puede ver mejor es la Torre Arcelor Mittal Orbit, una torre de observación que permite una vista impresionante al parque, además de ser en sí una pieza de arte, la más grande abierta al público en el Reino Unido (115 m de altura).

Salí fuera un tanto decepcionada con el negocio que allí había montado. Estaba claro que el edificio John Lewis estaba allí estratégicamente situado para conseguir más ventas con la excusa de las vistas. Vas caminando por las avenidas que hay alrededor y ves que claramente todo está preparado para el negocio. Hay que pasar por el entramado de tiendas y restaurantes para llegar hasta las instalaciones deportivas. Así al final te das cuenta que las Olimpiadas, utilizan la excusa de la hermandad y la paz para enriquecer empresas, y así seguir alimentando ese capitalismo agresivo en el que nos hayamos inmersos. Por eso, no es de extrañar que haya más de uno que está en contra de ellas, y la verdad que ahora podía entenderlo.
Me dirigí a la salida y los voluntarios nos iban indicando por donde ir. Había que ir por un largo pasillo con unos murales sobre los Juegos Olímpicos a los lados.
Después había que bajar unas escaleras y poco después llegué a la estación de metro. Me gustó la foto que hice desde las escaleras.

Después de visitar el Parque Olímpico en Stratford, me fui hasta Covent Garden donde había quedado con una española que conocí el día antes. Se llamaba Sandra y había venido unos días de visita a Londres desde Bélgica, donde trabajaba como au-pair. Fuimos al Royal Opera House para ver una exposicion sobre las Olimpiadas llamada «The Olympic Journey».

Había una cola larguísima de gente y estuvimos esperando casi una hora para entrar. Después de pasar un control de seguridad, nos recibieron nuestras guías que nos iban a llevar a lo largo de la exposición. Íbamos pasando en grupos de unas 25 personas y hasta que no saliera el grupo anterior, no nos dejaban entrar.

La exposición comenzó con las Olimpiadas de la antigua Grecia, que comenzaron hace unos 3000 años. Por entonces Grecia estaba dividida por la guerra y los Juegos Olímpicos que se hacían cada cuatro años marcaban un período de paz donde atletas de todas las regiones viajaban a Elis para competir. En la sala dedicada a Grecia había representaciones antiguas de las Olimpiadas y nos pusieron una animación sobre un jarrón gigante griego.

Continuamos la visita hasta la época moderna, una nueva era de las Olimpiadas comenzaba. Después de 1500 años sin Juegos Olímpicos, el francés Pierre de Coubertin consiguió revivirlos. Desde que visitó las antiguas ruinas de Olympia en Grecia cuando era adolescente, no había dejado de soñar en ello. Después de mucho esfuerzo, escribiendo cartas, hablando con autoridades y demás, consiguió que los primeras Olimpiadas modernas se hicieran en Atenas en 1896. Entonces participaron sólo catorce países, mientras que hoy día son 200 los que compiten.

Me gustó una frase célebre que él dijo: «Lo importante en la vida no es el triunfo sino la lucha. Lo esencial no es haber ganado, sino haber luchado bien». Me lo aplico para mis propias Olimpiadas personales, que para mi empezaron desde que llegué a Londres hace meses.

La siguiente sala de la exposición era sobre la Antorcha Olímpica. La llama de la antorcha se prende en Olympia, uniendo los Juegos modernos con los antiguos, y después hace el viaje hasta la ciudad anfitriona. La Antorcha se ha convertido en símbolo de paz y fraternidad. Vimos una exposición de las antorchas que se han utilizado en los distintos Juegos Olímpicos. Es curioso ver lo distintas que son unas de otras, cada una con un toque personal del país anfitrión.

Y ya para terminar la exposición, nos hicimos una foto con la Antorcha Olímpica de Londres (bueno, una réplica, claro está). Había una fotógrafa haciendo las fotos y luego te daban un código para que te la descargaras de una página web. Era gratuito y de nuevo había cola para hacerse la foto, como no. Aquí estamos las dos españolas con la Antorcha y la bandera británica (lo siento, no había bandera española). No tengo más fotos de la exposición ya que no estaba permitido hacer fotos.

Pasé el resto de la tarde recorriendo casas olímpicas de algunos de los países que competían en las Olimpiadas. Se llaman «National Hospitality Houses», y estaban ubicada en edificios de Londres donde montaban una exposición sobre el país y sus deportistas, además de dar a conocer su cultura de diversas formas (comida, bebida, música, etc). En algunas de ellas cobraban entrada y en otras no, así que estuve mirándolo en internet para saber a cuáles ir (sólo quería entrar en las gratuitas).

Por la mañana, antes de ir a Stratford, fui a la Casa de la República Checa, ya que estaba cerca de donde vivía. Pensaba que era gratuita, pero me equivoqué, ya que cobraban 5 libras, así que no entré y sólo hice fotos de este autobús gigante que habían colocado en la entrada. Tenía unos musculosos brazos y hacía flexiones mientras emitía unos rugidos mounstruosos, una cosa un poco rara, pero curiosa de ver.
Por la tarde, estuvimos primero en la de Qatar, que yo creo que era la mejor de todas porque además de que la entrada era gratuita, te daban un montón de cosas.
Al entrar te preguntaban varias cosas, cómo tu nacionalidad, cuánto tiempo llevas en Londres, etc, y te dan una pegatina para ponértela. Recorrí la exposición sobre el deporte en Qatar y otras cosas sobre el país.


Me enteré de que una señora pintaba las manos con henna y fui a buscarla para que me lo hiciera. Ya me había pintado las manos con henna en Marruecos y la India, y me gusta. Luego nos sentamos en un lounge decorado estilo árabe donde servían zumos y smothies de distintas frutas (gratis) y también dulces típicos (pero se habían acabado cuando llegamos). Me enteré unos días después que también daban unas bolsas con un montón de regalos dentro, pero al parecer tenías que pedirlo, no se la daban a todo el que entraba.
Sandra se marchó después y yo seguí sola recorriendo las distintas casas olímpicas. Estaba en la zona de Embankment, junto al río, y también a Charing Cross, muy céntrico. Fui a la de Brasil que quedaba cerca pero cuando llegué estaba cerrada, así que no pude ver la exposición. Ya eran casi las 8 de la tarde y sabía que me iba a encontrar la mayoría de las casas cerradas. Me dijeron en la puerta que había música en directo en la parte de arriba, así que fui a ver que me encontraban. Había un grupo de música brasileña y los ingleses con su cerveza en la mano bailando tan felices a los ritmos de Brasil.


Luego cogí el metro para ver dos casas más: la de Austria y la de Dinamarca. Para ello fui hasta la estación de Tower Hill, por donde está Tower of London y London Bridge.

Cuando llegué a la Casa de Austria vi que había una fiesta tremenda allí montada. Un DJ animaba a una multitud que bailaba y se desahogaba con la bebida. Pregunté si la exposición seguía abierta y me dijeron que sí, pero había mucha cola para entrar (aunque la mayoría iban sóloa la fiesta).

Entonces decidí que no iba a esperar en aquella cola tan larga y me fui caminando hasta Tower of London en busca de St Katharine Docks, que era donde estaba la Casa de Dinamarca. La verdad que la imagen del impresionante castillo junto al río me dejó anonadada. Estaba anocheciendo y se veía precioso. Bajé hasta el río e hice algunas fotos (las pongo en la entrada sobre el centro de Londres). Luego continué mi búsqueda de St Katharine Docks, y después de preguntar un par de veces, lo encontré.

Me encantó la zona, una especie de puerto en el Támesis, con pubs y terracitas, muy agradable y con buen ambiente. Llegué por fin a la zona donde estaba la Casa de Dinamarca. Para ello había que pasar este puentecito. Nada más atravesarlo, me encontré con este pub tan chulo que me recordaba a una taberna medieval, era como de cuento.


Subí a la parte de arriba del pub para hacer fotos de la Casa de Dinamarca. En realidad no era casa como tal. Una de las informadoras danesas que allí estaba me contó que ellos había preferido hacerlo al aire libre. Había carpas y stands, pero no estaba en un edificio como las casas de los otros países. La chica me contó que era una pena que hubiera llegado tan tarde porque habían estado repartiendo comida danesa gratis todo el día. También me dio un programa con los distintos eventos que habían tenido aquellos días. Al parecer hubo actividades sobre los vikingos hace unos días, unos se disfrazaron y mostraron a la gente distintas cosas sobre esta cultura (incluso hubo una demostración de lucha). También hubo un barco vikingo que era un museo pero ya se lo había llevado. Si lo hubiera sabido, hubiera venido a esta casa la primera, pero así pasa cuando viajas, que por más que te quieras planificar, es imposible enterarse de todo y hacerlo todo.
Aquí pongo un video del ambientillo que había por allí. La gente estaba viendo un partido por la pantalla gigante que tenían.


Después de aquello, volví al metro para ir a casa. Vaya día que llevaba, una paliza de ir de acá para allá, pero conseguí bastante material sobre las Olimpiadas. Me sentí como una reportera en busca de la noticia o de cosas interesantes que contar.

Y llegó el último día de las Olimpiadas, el domingo 12 de agosto. Ese día fui a una quedada de Couchsurfing en Hyde Park, lugar donde iba a tener lugar el famoso concierto de clausura en el que iban a actuar varios grupos de rock, siendo Blur el cabeza de cartel y el último en actuar. Las entradas eran muy caras, así quedamos justo al lado del recinto del concierto pero fuera, para poder escuchar la música. Los couchsurfers había quedado a la 1:30 de la tarde para hacer un picnic allí y quedarse hasta que actuara Blur. Yo tuve que ir a un taller por la mañana así que llegué a las 5 de la tarde; aún así tampoco tenía intención de llegar antes pues me parecían muchas horas. La gente iba llegando y marchándose cuando quisiera, en realidad no fueron muchos los que estuvieron desde el principio hasta el final.


Allí lo pasé muy bien, conocí a muchos couchsurfers (hubo unos 70 en total) y también aproveché para pasear un poco por Hyde Park. En Hyde Park, junto con algunos sitios más de Londres, había pantallas gigantes para ver las Olimpiadas. Aquel día era la famosa ceremonia de clausura en el Estadio Olímpico, y ya que me perdí la apertura, quería al menos ver esta. Sin embargo las pantallas de Hyde Park estaban dentro del recinto del concierto, así que ese era el único día que no se podía acceder a ellas gratuitamente. Algunos couchsurfers decidieron irse sobre las 8 de la tarde a Victoria Park para ver la ceremonia de clausura, pero yo quise quedarme un poco más porque esta en una animada conversación con couchsurfers y tenía ganas de escuchar un poco del concierto de Blur.
Al final me quedé demasiado tiempo por esperar a unos couchsurfers que decían que querían venir pero no antes de las 10, y al final decidieron quedarse. Tuve suerte que Jessica, una couchsurfer peruana con la que hice muy buenas migas, decidió venirse conmigo. Después del largo trayecto en metro, nos esperaba una larga caminata hasta el parque. De camino nos encontramos con un chico brasileño que salía de trabajar y quería ver lo que pudiera de la ceremonia de clausura. Estuvimos hablando mucho con él por el camino, a veces en inglés y otras en español, parecía como un amigo de toda la vida, de esos entrañables con los que te ríes y siempre te lo pasas bien.

Al llegar al parque, vimos mucha gente saliendo. Aún no eran las 11, y a mi me habían dicho que la ceremonia acabaría más tarde de las 12, así que no entendía qué pasaba. Uno de seguridad nos dijo que la ceremonia de clausura había terminado y había que abandonar ya el parque. Nos quedamos a cuadros, no podíamos creer lo que oíamos, después de todo el esfuerzo en llegar hasta allí, no podíamos ver nada. El señor de seguridad intentó hacerse el simpático con nosotros y nos dio conversación para animarnos, pero luego descubrimos que el tío fue un mentiroso de mucho cuidado.

Decidimos entrar en el parque de todos modos y nos acercamos al recinto donde estaban las pantallas. Se oía música y mucho jaleo de gente; pensé que tal vez la ceremonia de clausura se acabó y luego había un concierto. El brasileño tenía amigos dentro y decidió llamarles para saber qué pasaba. Le dijeron que el de seguridad nos mintió porque la ceremonia de clausura aún no había acabado y había mucha fiesta dentro. La entrada estaba cerrada y había sólo una puerta por donde salía gente; intentamos entrar por ahí pero no nos dejaron. Vimos que había bastante gente fuera subida a unos montículos para poder ver algo de la pantalla por encima de las vallas. Nosotros no nos queríamos conformar con esto y seguimos buscando una manera de entrar.

Volvimos a la puerta de salida por donde cada vez salía más gente. Le dijimos al de seguridad que por favor nos dejara entrar porque teníamos a nuestros amigos dentro, pero no había manera de convencerle. Había un húngaro por allí que decía que tenía a unos amigos colombianos dentro y estaba tratando de entrar, pero tampoco le dejaban. Hablaba un poco de español porque al parecer había viajado mucho en Sudamérica y para temporadas largas. Nos dijo que trabajaba nueve meses al año en el aeropuerto y todos los inviernos se iba tres meses de viaje, sobretodo a Sudamérica. Le contó a Jessica que este invierno iba a Perú, su tierra, donde ya había estado en varias ocasiones. Yo ya no quería escuchar más a este hombre porque me estaba dando mucha envidia. Lo que yo siempre quise tener, un trabajo con tres meses de vacaciones al año, uff, qué privilegio, porque además de tener tiempo, tienes dinero para viajar.

De repente vimos una puerta abrirse y corrimos hacia ella. Salía mucha gente por allí y había menos control. Nos metimos a toda velocidad y cuando quisimos darnos cuenta ya estábamos dentro. El húngaro esta vez no tuvo tanta suerte porque él iba el último y le pararon en la puerta. Nosotros estábamos como locos de alegría, yo creo que más que por la ceremonia en sí, era por el hecho de haber conseguido algo que poco antes nos habían dicho que era imposible. Pero nosotros no nos rendimos y seguimos intentándolo, no podíamos haber ido allí para nada, teníamos que ver la ceremonia de clausura aunque fuera sólo el final.

Nos acercamos a una de las pantallas y en ese momento estaban tocando el himno nacional de Brasil. El brasileño no cabía de emoción, se puso como loco, y nosotras no parábamos de reir por la coincidencia. Además él era de Río de Janeiro, donde se harían las próximas Olimpiadas. Nos dijo además que teníamos que ir y que él nos acogía allí, así quién sabe, ¿iré a Brasil en el 2016?

Después empezó la actuacion de Brasil, con samba, bailes tribales, capoeira, desfiles carnavalescos, canciones, etc. El brasileño conocía a todos los artistas que actuaron, y no paraba de gritar emocionado. Como colofón de la actuación, apareció Pelé, para sorpresa de todos.


Luego vinieron los discursos oficiales y a continuación las últimas actuaciones de la ceremonia de clausura. Me gustó mucho la actuación del ballet nacional que montaron una coreografía muy chula inspirada en el fuego de la llama olímpica. Luego llegó el momento de extinguir la llama olímpica, qué pena.

La actuación final quedó a cargo del grupo The Who, y estuvo acompañada de fuegos artificiales en los últimos minutos. Lo bueno es que como estábamos cerca de Stratford, pudimos ver los fuegos artificiales reales a la vez que los veíamos en la pantalla, como podéis ver en este video. Y mira que el de seguridad decirnos que no iba a ver fuegos artificiales, será mentiroso.

Salimos de allí con un subidón tremendo, nos lo pasamos genial y el ambiente que se había creado era buenísimo. Nos hicimos esta foto los tres para recordar ese momento. Era curioso haber compartido aquello con dos sudamericanos a los que había conocido ese mismo día, y sin embargo los sentía como amigos de toda la vida. Es lo bueno de viajar y vivir fuera, que te abres a gente nueva como nunca lo harías en tu entorno habitual, y la vida a cambio te ofrece estos maravillosos regalos.

Vimos a unos policías y no nos pudimos resistir en pedirles una foto con ellos. Como estaban de buen rollo, hasta nos colocaron el casco de policía en la cabeza. Primero se hizo la foto el brasileño y luego nosotras. No me digáis que la foto no tiene gracia, nosotras con la cerveza en la mano, yo con el casco, y los policías tan contentos. Cualquiera diría que estaba borracha como una cuba, pero lo cierto es que no había probado ni una gota de alcohol (las cervezas eran del brasileño y la peruana).

Luego llegó la odisea de salir de allí, y eso que ya se había ido mucha gente, claro, con razón que no querían que entrara gente nueva. Se formó un atasco tremendo en la calle y durante un rato estuvimos atrapados en la multitud sin avanzar. A mi no me gustan nada las multitudes y me pone muy nerviosa estar ahí sin poderme mover, pero no quedó otra que esperar a que aquello se descongestionara. Casi todo el mundo iba al metro, y ya eran más de las 12:30. Mi mayor miedo es que cerraran el metro, y yo además tenía que hacer cambio al overground. La policía estaba ahí controlando porque más de uno intentó saltarse la cola.

Viendo la cola tan tremenda que me esperaba, decidí averiguar sobre los autobuses nocturnos que pasaban por allí. Encontré uno, el 277, que me dejaba muy cerca de casa, así que decidí cogerlo. Lo malo que hacía poco había pasado uno y me tocó esperar más de media hora al siguiente. Llegué a casa a las 2 de la mañana, después de todo un día fuera de casa, andando de un lado para otro, vaya paliza. Al día siguiente quería quedarme en casa todo el día y no salir, cocinar en una buena comida (que llevaba ya cuatro días comiendo sandwiches y porquerías varias), y descansar, descansar mucho. Así terminaban las Olimpiadas de Londres 2012, y todo lo que se había montado alrededor de ellas. Ahora la ciudad volvería a la normalidad, por lo menos hasta que empezaran los Juegos Paralímpicos. No sé si escribiré algo sobre ellos ya que poco después de que empiecen me marcharé de Londres. Creo que con todo lo que he escrito aquí, ya tenéis lectura para rato, así que ahí lo dejo.

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4 comentarios en “Verano olímpico en Londres

  1. Pues para no gustarte el tema de las olimpiadas, bien que las has aprovechado… jejejeje…

    Desde luego todo en este mundo se mueve por el tema del dinero. Si esto no diera dinero, me da a mi que los deportistas se comerían los mocos… es una pena, pero es cierto… Pero aún así a mi me gustaría vivir algún año el ambiente de unas olimpiadas, porque no quita una cosa para la otra. Tiene que ser emocionante ver tu ciudad en fiesta durante varios días y tener un montón de eventos a los que ir. Mi amigo David si estuvo en un parque (creo que fue Hyde Park) viendo la inauguración y por lo visto también se lo pasó en grande… y la verdad que me hubiera gustado ir aunque sea solo un finde para ver el ambiente (porque vete tu a saber si sale algún siglo Madrid para organizarlo…), pero los precios de los vuelos estaban intocables…

    Por cierto… que ya no tenemos edad para ir colándonos en los sitios hombre!! jejejejeje

    Un abrazo!!

    • Pues sí, fue ya cuando quedaban pocos días para que acabaran que decidí que algo tendría que hacer ya que estaba aquí. Fue divertido, y hay mucho ambiente, es imposible no pasárselo bien.
      Bueno, lo de colarme no fue para tanto, no entré en ningún evento deportivo ni en el estadio olímpico, sólo caminé por el parque olímpico, a donde pude ir sin entrada, que tampoco era tanto. Es que hay que darle un poco de emoción al asunto, ya que ahora una no está en un viaje más aventurero.

      Un abrazo!

    • Yo no la conocí hasta que ya empezaron las Olimpiadas. Es un poco fea, pero con los diseños tan chulos y coloridos que le han puesto en distintos sitios, gana mucho.

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