Después de doce años viviendo y viajando por distintos países del mundo, de haber alcanzado ya la cifra de 30 países visitados, de haber acumulado una gran diversidad de experiencias fruto de mis numerosos viajes y estancias en el extranjero, no puedo dejar de preguntarme cómo sería mi vida si no hubiera salido de mi ciudad. Y no sólo mi vida, si no yo misma, pues todo lo que he vivido en estos años me ha cambiado profundamente en muchos aspectos. Para mi está claro que yo no sería la que soy hoy día si no hubiera decidido un día coger mi mochila y salir a explorar el mundo, si no hubiera tenido el valor de dejar mi zona de confort para aventurarme en tierras extrañas, de poner mis sueños por encima de todo para seguirlos hasta el final.
A veces cuando viajo tengo destellos de consciencia que me hacen reconocer lo privilegiada que soy por tener tan variadas experiencias en tantos lugares del mundo, de mezclarme con sus gentes y de contemplar con mis propios ojos entornos naturales de infinita belleza. Cuando era pequeña leía libros y veía documentales de lugares con los que entonces yo sólo podía soñar, pensaba que sería difícil llegar a visitarlos y que quizás tendría que conformarme con conocerlos en la distancia. Hoy día me doy cuenta de que no hay límites para hacer lo que uno desee en la vida, y esto es algo importante que viajar me enseñó, puedo llegar tan lejos como desee y superarme a mi misma constantemente.
Siempre he sido muy miedosa, creo que aún lo soy, a pesar de que muchos dicen que soy valiente. La diferencia entre antes y ahora es que antes dejaba que mis miedos dominaran mi vida hasta el punto de impedirme hacer muchas cosas; ahora yo hago lo que quiero a pesar de mis miedos, no dejo que me controlen. Si por miedo me hubiera quedado en casa, me habría perdido tantas cosas en la vida, y todavía estaría soñando en la distancia con lugares lejanos. Hoy día estos lugares han dejado de ser lejanos, y yo he decidido ser parte de ellos, recuperando un poco de mi misma en cada lugar que visito, enraizándome por el mundo, y quitándome las máscaras que llevaba en la ciudad en la que crecí para ser cada vez más yo misma.
Hace tiempo que quería escribir esta reflexión viajera pero siempre lo iba aplazando, anteponiendo otras cosas que tenía que hacer. Esta vez he seguido el impulso de escribirlo sin más aplazamientos aprovechando que estoy recién llegada de un viaje por el Caribe de Costa Rica y Nicaragua. Que además con Nicaragua añado un nuevo país a mi lista, un país que no me ha dejado indiferente, sino más bien al contrario, con ganas de experimentarlo más. Recorriendo las calles de Granada y sus animados mercados, no puedo evitar acordarme de otros lugares similares donde estuve, como México o India, con tanta vida y movimiento. Me llama la atención los rasgos indígenas de los rostros de los nicaragüenses, a diferencia de los costarricenses que están más mezclados, y me deleito escuchando su acento al hablar y hablando con ellos. Y qué puedo decir de los paisajes impresionantes que he contemplado, volcanes, lagos infinitos, bosques llenos de vida,… no tengo palabras. Sólo han sido tres días pero tan intensos como si hubiera estado allí un mes, y eso es otra de las cosas bonitas de viajar, que sientes como si tu tiempo se extendiera y diera más de sí.
Lo dejo aquí de momento aunque podría hablar mucho más de este tema en el que he pensado muchas veces cuando viajo. Sé qué muchas decisiones que he tomado últimamente en mi vida nos la habría tomado mi antiguo yo, el que se quedaba en casa por miedo, el que no creía en si mismo, el que resignadamente aceptaba lo que decía la mayoría aunque no estuviera de acuerdo. Viajar expande la mente y te acerca a tu verdad, es un paso hacia tu libertad, es darse el permiso de ser quién tú eres en realidad. Y es aprendizaje, superación, apertura, reconexión, y mucho más, tanto como uno se permita experimentar.
Por si te hubieran entrado ganas de viajar después de leer esta reflexión viajera, te invito a consultar las ofertas de vuelos y viajes que puedes encontrar en internet. Seguro que encuentras alguna que se ajusta a tus intereses y posibilidades, para que no sigas aplazando más ese sueño de viajar, y lo hagas realidad como lo hice yo.
Dicen que los valientes no són aquellos que no sienten miedo, sinó los que saben superarlo. Creo que encajas en la definición de valiente 😉
¡Me alegro que el viaje haya ido bien!
Gracias Irene! Creo que tienes razón, y tú también encajas en la definición de valiente. ¿Qué tal va tu viaje por el sudeste asiático? Espero que bien. A ver si tengo un rato para meterme en tu blog, que hace mucho que no lo hago. Un abrazo!
Qué maravilla de artículo Belén! Me ha puesto la piel de gallina. Y me siento totalmente identificada. Yo no sería quien soy en absoluto, si un día no hubiera decidido abandonar mi zona de confort y me hubiera aventurado a salir al mundo. Aunque en ese momento jamás me lo planteé, es ahora cuando han pasado los años cuando soy consciente de lo que afortunada que he sido y espero seguir siendo.
Un abrazo y enhorabuena por el artículo!
Por cierto, Nicaragua está muy arriba en mi lista de pendientes, tengo unas ganas locas de conocer este país.
Gracias Carol! Me alegra mucho leer tu comentario y que también te sientas identificada. Creo que todos los que nos hemos aventurado a viajar nos hemos transformado a consecuencia de ello. Y es que después de todas las experiencias vividas, es imposible seguir pensando, sintiendo y siendo igual que antes.
Espero que algún día puedas ir a Nicaragua, merece la pena de verdad. Yo volveré cuando me toque volver a cruzar la frontera a finales de enero, y además otra vez a la isla de Ometepe (es la de la segunda foto) que me ha cautivado. A ver cuando tengo tiempo para escribir el post correspondiente.
Un abrazo!
No hay nada más gratificante y divertido que viajar…
Buen blog.
Saludos!
Así es. Muchas gracias por tu comentario!
Me ha encantado la reflexión, me siento muy identificada… Decisiones que nos cambian, que nos empujan a conocer, a vivir, y a ser un poquito más ricos cada día… Un saludo y mucha suerte con tu nueva etapa!
Hola Angie! Muchas gracias por tu comentario. Me alegro de que te sientas identificada con mis palabras. Sabía que ellas no hacían eco de mis pensamientos solamente, sino de los de muchos otros viajeros que también emprendieron el mismo camino que yo, un camino que nos ha hecho transformarnos y acercarnos más a quiénes somos en realidad. Saludos!
Increíble y fascinante tu reflexión estoy en un momento de mi vida donde siento inquietud de tomar mis maletas y tomar vuelo algunos meses, a veces la idea de dejar la estabilidad económica q tengo pues viajar para un mexicano es un tema no tienes vacaciones de más de 10 diss seguidos… Entonces decidir es con mis ahorros dejar mi trabajo e irme por meses y al regresar iniciar de nuevo …. Tu reflexión me inspira y me inyecta ENERGIA !! Gracias
Susana Mote/ susmote@yahoo.com.mx
Hola Susana! Gracias por tu comentario, me ha encantado. Disculpa que haya tardado tanto en responder, es que ahora hago muchas cosas y estoy con el tiempo justo. Tengo muchos comentarios acumulados por responder, y voy respondiendo cuando puedo. Cuánto me alegro de que mi blog te haya inspirado y mi consejo es que si sientes que quieres viajar, no tengas miedo, hazlo y vive tu sueño, no dejes que el sistema te pueda. Entiendo que dejar la seguridad de tu trabajo te pueda asustar pero es peor no hacer lo que te dice el corazón. Yo nunca he tenido seguridad laboral y material porque decidí vivir mi sueño, y ese el precio que he tenido que pagar. Sin embargo no me arrepiento. No te limites diciendo que en México es difícil, una vez conocí a una mexicana muy viajera, había viajado aún más que yo. Se creó su propio negocio de fotografía y se buscaba las maneras de conseguir becas o ayudas para ir al extranjero. Siempre hay una forma de hacerlo si quieres de verdad. Espero que me escribas un día diciendo que por fin te decidiste y te fuiste de viaje. Un saludo y mucho ánimo! Belén