Hace tiempo que quería haber escrito este post, pero la falta de tiempo y mi empeño en terminar mis posts de Escocia me han hecho retrasar el momento. Aún me quedan un par de posts sobre Escocia por escribir, pero no importa, ya no podía esperar más. Todas las células de mi cuerpo me gritaban que escribiera ya este post de una vez, que mi mente ya no está en Escocia, que mis ojos ahora sólo miran al continente americano, la tierra que me tiene enamorada. Que algunos de los que me seguís desde hace tiempo sabéis que me fui a Gran Bretaña por miedo, por indecisión, por la familia y por no sé qué rollos y excusas, pero que mi corazón y mi alma entera sólo querían irse allí, a América. Y ese momento está llegando, será el 5 de agosto, día en que cogeré un avión rumbo a Costa Rica, país largamente anhelado durante tantos años.
No es la primera vez que voy a América, como podéis ver en el blog, ya he estado antes allí. 6 meses entre Perú y Ecuador, 6 meses en Canadá y 15 días en México, sí, Sudamérica y Norteamérica, pero nunca antes había estado en Centroamérica. Y ahora siento la llamada de ir allí, en concreto a Costa Rica. ¿Por qué Costa Rica? Porque es un paraíso natural, está lleno de espacios protegidos, es uno de los países con mayor biodiversidad del mundo y además primera potencia mundial en ecoturismo. Y claro, como ya sabéis, yo estoy estudiando un máster de Ecoturismo, en concreto en Escocia. Ya terminé mis clases y trabajos, y ahora sólo queda la tesina, la cual podemos hacer donde nos venga en gana. Y como no, yo elegí hacerla en Costa Rica, qué mejor excusa para ir allí para tiempo largo.