Nuestro viaje en Portugal comenzó en el Algarve, región del sur de Portugal famosa por sus playas y litorales rocosos. De aquí partieron grandes descubridores portugueses en el siglo XV en busca de un nuevo mundo. Sin embargo, no hace falta irse a lejanos paraísos cuando aquí mismo hay uno tan espectacular para disfrutar. Las playas del Algarve son de fina arena blanca y sus aguas de un intenso tono azul invitan a bañarse en ellas. Para los que prefieran un poco más de actividad y no estar sólo en la playa, hay varios senderos que recorren la costa con impresionantes vistas panorámicas. Por último, se pueden visitar varios de sus pueblos con arquitectura tradicional y vestigios del pasado árabe. El patrimonio cultural y gastronómico de esta zona de Portugal tampoco tiene desperdicio. Espero que a través de nuestro viaje sea capaz de dároslo a conocer un poco más.
Viajamos allí desde Sevilla, donde habíamos pasado dos días antes de adentrarnos en tierras portuguesas. Fue una buena forma de dividir nuestro viaje, de lo contrario habría sido demasiado largo desde Salamanca, donde vivía entonces. En Sevilla cogimos un autobús a Faro, un viaje que no nos llevó mucho tiempo, creo que unas 3 horas. Hacía un día estupendo de primavera y el sol brillaba con intensidad. El camino hasta Faro fue agradable y nuestra emoción iba en aumento al cruzar la frontera. Ya estábamos en el país vecino, dispuestos a explorar todo lo que tenía que ofrecernos.