Toronto

12 de junio 2008

Regresar a Toronto después de tres semanas de tranquilidad en ese paraíso natural de Bruce Peninsula, sin apenas contacto con la civilización y con la única compañía de mis dos compañeros de trabajo, fue un contraste demasiado grande para mi. Y no es para menos teniendo en cuenta que Toronto es la ciudad más grande de Canadá, con 2.615.060 habitantes, y la quinta más grande de Norteamérica. Es también la capital de Ontario y el centro financiero del país.

Como es una ciudad muy importante a nivel financiero, tanto a nivel nacional como internacional, muchas empresas tienen allí sus oficinas y los grandes rascacielos abundan en la ciudad. Esta ciudad también es muy cultural y cosmopolita. Como dato curioso os puedo decir que 49% de los habitantes de la ciudad no ha nacido en Canadá. Efectivamente así es, cuando vas por la calle ves gente de todas las razas y culturas que puedas imaginarte. Al parecer es también una de las ciudades más seguras de Norteamérica, con una muy baja tasa de criminalidad, y está considerada como una de las mejores metrópolis del mundo para vivir.

A pesar de todas las cosas positivas de Toronto, yo no estaba muy contenta de regresar allí aquel día. Ya echaba de menos Bruce Peninsula, y en concreto Cabot Head, lugar donde me estaba quedando. Según el autobús iba adentrándose más y más en la ciudad, y veía todo aquel tráfico, rascacielos, gente,… me sentía más y más apenada de haber dejado atrás mi querido paraíso natural.

En la estación de autobuses me esperaba Sarah, mi nueva couchsurfer en Toronto, donde se en principio iba a estar dos noches. Al día siguiente iban a llegar dos amigas de España que también se quedarían en su casa. Sin embargo, las cosas cambiaron de rumbo como contaré más adelante, y fue para mejor.

Pero continúo con mi relato. Sarah me llevó hasta su casa en metro. Vivía en una zona residencial, lejos del centro, donde había muchos inmigrantes. Había una larga tirada andando desde el metro hasta la casa de Sarah, y ya me empecé a dar cuenta lo bien que estaba la casa de Mary, mi primer couchsurfer, en pleno Downtown (centro de Toronto). Hacía un día cálido de pleno verano, a pesar de que oficialmente aún estábamos en primavera, y el barrio estaba muy animado. Me fijé que había muchas banderas de Portugal colgadas en las casas y se lo dije a Sarah. Me contó que en aquel barrio vivían muchos portugueses y hoy celebraban la victoria de su país en el fútbol. Por entonces se estaba celebrando la Eurocopa, si recordáis, donde España fue la ganadora absoluta como un mes después.

La casa de Sarah me gustó mucho, en realidad más que la de Mary porque era una casa con jardín, no un apartamento. Tenía su pequeño huerto en el jardín y me lo enseñó con orgullo. Sarah era vegetariana y le gustaba cuidarse. Yo le dije que tener mi huerto era uno de mis sueños, pero que aún tenía que conseguir asentarme en algún sitio, cosa un poco difícil en mi (bueno, algún día lo conseguiré, espero, je, je).

Al entrar a la casa me di cuenta de que era muy pequeña, perfecta para una pareja pero no para más. De hecho Sarah vivía allí con su novio y ellos tenían su habitación, la única en toda la casa. El resto de la casa era una única estancia, tipo estudio. Fui con Sarah al supermercado y cocinamos juntas. Nos hicimos unas tortillas mejicanas con un relleno estupendo de verduras, algo que pude comprobar más adelante que a los canadienses gusta mucho, quizás porque suelen viajar a a México y tienen muchos inmigrantes mexicanos también.

Cuando llegó el momento de irse a dormir, Sarah pensó que era mejor que me quedara en su habitación porque su novio vendría tarde de trabajar y me podía molestar si dormía en el salón. En realidad fue peor porque al día siguiente quería levantarme temprano para ver sitios en Toronto y ellos estuvieron durmiendo hasta tarde. Para ir a la cocina tenía que pasar por encima de ellos y además no quería molestarles mientras prepara mi desayuno. Se levantaron a las 10:30 y por fin pude desayunar.

Me fui caminando hasta Hyde Park, un famoso parque de Toronto (como siempre mi prioridad cuando visito una ciudad es conocer sus parques). Por el camino (que fue bastante largo) no paraba de pensar en que quedarnos en la casa de Sarah dos noches más sería incómodo y a mis amigas nos le iba a gustar. Decidí llamar a Mary al llegar al parque para preguntarle si podíamos quedarnos en su apartamento dos noches. No esperaba mucho ya que le estaba avisando sin nada de tiempo de antelación, y quizás le molestase aquello. Me dijo que estaba acatarrada y no se encontraba muy bien, pero accedió a alojarnos. Lo único que me advirtió es que no estaría mucho tiempo con nosotras porque estaba cansada y necesitaba recuperarse.

Me sentí aliviada y más tranquila, así que pude disfrutar más del parque sin preocupaciones. Por la noche me tocaría llevar todo mi equipaje otra vez en el metro, lo cual no era tarea fácil, pero ahora no iba a pensar en ello. En Downtown estaríamos mejor para visitar lo más turístico de la ciudad. Lo único que sí me pillaba más cerca de casa de Sarah era este precioso parque y lo estaba visitando ahora.

Hyde Park es una mezcla de parque recreativo y natural, con jardines, estanques, instalaciones deportivas y culturales, zonas de juego para niños y hasta un zoo. Cuenta con 161 ha y fue fundado en 1876. Por supuesto que no pude verlo todo, pero caminé bastante y lo disfruté mucho. Era un día de sol y daba gusto estar allí.

Había sitios preciosos, como podéis ver en estas fotos: estanques, riachuelos con cascadas, bosques, jardines con flores, etc.
Los gansos canadienses no podían faltar. Están muy adaptados a vivir en las ciudades y los podéis encontrar en cualquier parque.

Y como no las ardillas también estaban por todas partes. La pequeña de las rayitas en la espalda es muy típica en Canadá. En inglés se llaman «chipmunk» (ardillas rayadas o tamias) y son muy confiadas, siempre intentado conseguir comida de la gente. En Cabot Head teníamos una que se colaba en la casa en cuanto había una rendija abierta, muy lista ella.

Me sorprendió encontrarme esta ardilla negra, era la primera vez que veía una ardilla de este color.
Seguí caminando hasta el Lago Ontario, donde paseé junto a la orilla. Me parece que una de las maravillas de esta ciudad es tener este enorme lago. El día era inmejorable, soleado y cálido, y mucha gente aprovechaba para pasear o montar en bici junto al lago.
Después quedé con Sarah en la zona de Lansdowne, una zona con mucha inmigración. Sarah me había comentado que era muy curioso para visitar porque estaba lleno de negocios de todas las partes del mundo. Se veía gente de todas partes, sobre todo muchos latinos.

Con Sarah visité un «farmers’ market», mercado local de productos ecológicos, cerca de un parque. Había mucha gente hippy, en plan alternativo allí, muchos con sus niños; parecía un lugar de reunión más que un mercado.

Cuando nos marchamos de allí le conté a Sarah que había decidido irme a casa de otra couchsurfer con la que había estado antes. Le dije las razones y ella lo comprendió. Fuimos a por mi equipaje y me acompañó hasta el metro. Después de un complicado trayecto hasta la estación de Union St., con escaleras y obstáculos varios, conseguí llegar. Aún recordaba el camino hasta el apartamento de Mary y pude caminar hasta allí. Como os podéis imaginar, un equipaje para seis meses no era cosa poca; llevaba una maleta de ruedas y una mochila mediana a la espalda.

El problema fue que mis amigas no recibieron mi sms sobre el cambio de casa (estaban volando cuando se lo envié). Se presentaron en la estación de metro que estaba cerca de casa de Sarah. Cuando por fin pude hablar con ellas les dije que había cambio de planes y que tenían que coger el metro hasta Union St. Vaya lío!

Fui a buscarlas a la estación y allí me encontré con mis queridas amigas, Marisa (de Salamanca pero afincada en Madrid desde hace años) y Claire (francesa por entonces viviendo en Madrid). Ellas son más urbanitas que yo y me dijeron que esta zona les gustaba mucho más que la otra. Estaban emocionadas con tantos rascacielos y edificios altos, y cuando llegaron al apartamento de Mary quedaron encantadas con las vistas.

19 de junio 2008

Al día siguiente de llegar mis amigas a Toronto nos fuimos a la provincia de Quebec donde alquilamos un coche para recorrerla durante unos días. De este viaje en Quebec hablo en la siguiente entrada. Cuando regresamos de Quebec, teníamos solamente una tarde para ver Toronto antes de continuar hacia nuestro siguiente destino.

Mary, que ya estaba totalmente recuperada de su catarro, se ofreció a llevarnos por Downtown para ver lo más importante de la ciudad. Caminando por las calles de Toronto, pudimos verque a menudo lo antiguo se mezcla con lo moderno.

La torre del Ayuntamiento junto a este rascacielos me pareció un contraste total, de lo más curioso.
Y llegamos hasta el ayuntamiento por las bulliciosas calles del centro.
El antiguo edificio del Ayuntamiento de Toronto (Old City Hall) está entre Bay Street y Queen Street. Fue inaugurado en 1899 y se consideró la idea de demoler el edificio para construir rascacielos cuando se construyó el nuevo ayuntamiento en 1965, pero afortunadamente muchos habitantes de la ciudad se opusieron. Actualmente este edificio es la sede de las cortes judiciales municipales de Toronto.
El actual ayuntamiento (Toronto City Hall) es un rascacielos situado en el centro financiero de la ciudad, próximo a la Nathan Phillips Square. Al parecer, para construirlo, se hizo un concurso de arquitectura para elegir el mejor diseño y ganó el arquitecto finlandés Viljo Revell entre 520 proyectos de 42 países distintos. Supongo que a quien le guste la arquitectura moderna este edificio le encantará, pero yo prefiero el antiguo. Frente al ayuntamiento había un parque con una carpa del Festival de Jazz que estaba teniendo lugar entonces.
Estando allí también vimos la Torre CN (Torre Nacional de Canadá), la cuarta más alta del mundo, con una altura de 553,33 metros. Es considerada como una de las Siete Maravillas del Mundo moderno por parte de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles. Se construyó en 1973 por la compañía Canadian National Railway para resolver los problemas de comunicación causados por la construcción de rascacielos cada vez más altos en el centro de la ciudad. Estas dos fotos están hechas desde distintos sitios de la ciudad.


Otro famoso edificio que nos enseñó Mary es Toronto Eaton Centre, un enorme centro comercial con 330 tiendas. Este centro comercial es un importante punto turístico que atrae alrededor de un millón de turistas a la semana. Entramos dentro para verlo.
También caminamos en Yonge Street, famosa por estar en el Libro Guiness de los Récords como la calle más larga del mundo, con 1.896 km, y es un sitio histórico nacional. La línea Yonge del metro de Toronto circula debajo de esta calle, la primera línea de metro del país. Es una calle con muchas atracciones como teatros, cines, oficinas, tiendas, etc.

Por último, Mary nos llevó a uno de sus restaurantes favoritos, Richtree, un restaurante-mercado, donde puedes seleccionar la comida que quieres comer de los distintos puestos que hay y luego te la cocinan. Había tanto para elegir que estábamos abrumadas, ¡queríamos probarlo todo! Los postres eran impresionantes pero estábamos tan llenas que no pudimos pedir ninguno. De verdad que os lo recomiendo si tenéis oportunidad.

Después de cenar Mary volvió a casa pero nosotras nos quedamos un rato más dando una vuelta por el centro. Cierto que tuvimos poco tiempo para ver la ciudad pero no nos podíamos quejar, pues vimos lo más importante. Es lo bueno que tiene ver sitios con un couchsurfer, que él te lleva rápidamente a lo más importante y no pierdes tiempo buscándolo.