Hace unos años hice una escapada a Alemania de cinco días en el mes de noviembre. Por entonces vivía en Madrid y cogí un vuelo barato a Basilea, en Suiza. Habría estado bien conocer esta preciosa ciudad pero tenía el tiempo justo para ver varios lugares de Alemania. El viaje comenzó en Freiburg y la Selva Negra, continuó en Heidelberg y Estrasburgo, y terminó en Sttutgart. Me quedé en casa de amigos alemanes que tenía allí. Era mi tercera visita a Alemania, un país que cada vez me gustaba más. El tiempo no fue muy bueno que se diga en aquellos días otoñales. Hacía muchísimo frío, nevó, llovió,… en definitiva, tuvimos que soportar toda clase de inclemencias meteorológicas. En este viaje me acompañó mi querida amiga Marisa, compañera de otras tantas aventuras por el mundo, y además era el primer viaje que hacíamos juntas.
Alemania es considerada como la tercera potencia mundial, por sus industrias e infraestructura. Pero además es una tierra de donde han surgido grandes poetas, músicos y pensadores. Su importancia histórica es enorme, algo que ha quedado reflejado en sus muchos monumentos y edificios antiguos. Por último, sus abundantes festividades, tradiciones, gastronomía, actividades culturales, etc, le han proporcionado un atractivo turístico sin igual en Europa. Yo ya había estado antes en Berlín, una de las ciudades más carismáticas y fascinantes de Alemania, y en varios sitios de la preciosa Baviera (entre ellos Munich y Augsburg). En este viaje iba a conocer el sureste del país, una de las zonas que más me llamaba la atención y en la que tenía suerte de tener amigos.
Al día siguiente nos fuimos caminando al centro por la calle de tiendas Kaufingerstrasse. Fuimos a la catedral de Frauenkirche caracterizada por sus cúpulas renacentistas bulbiformes. De allí fuimos a Odeonsplatz con la iglesia barroca de Theatinerkirche. Por allí preguntamos a unas chicas si había un parque bonito cerca. Resulta que eran españoles y nos dijeron que sí, que allí cerca estaba Englischer Garten. Fuimos allí a comer y después a dar una vuelta. Era un parque bastante grande, el río pasaba por allí y había muchos árboles. Llegamos hasta una zona con bares y terrazas donde la gente bebía grandes jarras de cerveza.