Los inicios de un gran viaje en las tierras mayas

Todo empezó cuando en septiembre del año pasado fui invitada a participar en una ceremonia de cacao de unas abuelas mayas de Guatemala en la ciudad de Bristol. También me pidieron traducir en una charla para mujeres que daban justo antes de la ceremonia de cacao y en algunas sesiones individuales de sanación que darían al día siguiente. Yo no me lo pensé dos veces y fui, algo me decía que tenía que estar allí. Guatemala era un país que hacía mucho tiempo quería visitar pero lo había ido aplazando durante años, y tener la oportunidad de conocer mujeres mayas de allí, me pareció una gran oportunidad.

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La charla de mujeres que estuve traduciendo me encantó, todo lo que explicaron sobre el cacao y su importancia en la cultura maya. También hablaron de cuidados y remedios naturales para el ciclo menstrual y el embarazo. La ceremonia de cacao que vino después fue muy potente. La sala estaba llena, seguro que había más de cien personas. Cuando tomamos el cacao y las mujeres hicieron sus rezos y canciones, sentí una energía muy potente y mi cuerpo vibraba. Todo mi ser me decía, tienes que ir a Guatemala lo antes posible, no aplaces más este viaje. Cuatro meses después estaba en un avión rumbo a Guatemala.

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México 2011

Yo nunca pensé que este año iba a ir a México, pero a veces un viaje no surge porque uno tenga la idea de ir allí y lo planifique; a veces simplemente la vida te lleva a hacerlo porque pasan determinadas cosas. Esto es lo que pasó con México. Mi hermana se fue a vivir allí el año pasado y unos meses después nos dijo que se iba a casar. La boda se iba a celebrar en el mes de marzo, así que para allá me fui junto con algunos familiares. Yo encantada de tener una excusa para visitar este magnífico país, que nunca estuvo entre los primeros de la lista, pero sí es cierto que algún día quería visitarlo.

Pasamos la mayor parte del tiempo en México DF, donde vive mi hermana, pero también estuvimos en otros sitios como Guadalajara y la Riviera Maya. Sólo fueron 15 días, y fueron más los asuntos familiares que los turísticos los que nos ocuparon, aunque seguro que tendré oportunidad de viajar más allí en futuras ocasiones. México es un país poderoso, un país que le remueve a uno la energía y a nadie deja indiferente; pero también es un país con mucha alegría y color.

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