Suecia: El sur y Estocolmo (29/05-08/06/2002)

Mälmo

Fui a la estación de tren de Copenhague por la mañana para coger un tren a Mälmo. Saija, mi nueva amiga finlandesa, me acompañó y de paso aprovechó para comprar su billete de tren al norte de Suecia. Ella saldría por la tarde porque quería aprovechar la mañana para ver museos de Copenhague. Me preguntó si quería acompañarla pero yo no estaba muy interesada en los museos y quería irme ya a Suecia. Me dio su tarjeta por si quería ir a visitarla cuando estuviera en Finlandia. Nos despedimos y me fui a coger el tren.

Cuando llegué a Mälmo dejé mi mochila en la consigna de la estación, saqué dinero y fui a la oficina de turismo. En cuanto tuve un mapa en mis manos salí a recorrer la ciudad. Primero fui al Stortorget, que es la plaza mayor de las ciudades suecas, y allí estaba el bonito edificio del ayuntamiento. De allí sale la pequeña plaza Lilla Torg con edificios antiguos de colores. Después me dirigí a la calle de compras de la ciudad que es Södergatan y de allí a una plaza donde había un mercado con muchos puestos de frutas.

Tras recorrer algunas calles más del centro me dirigí a los parques que es lo que más me gusta ver en las ciudades. Fui al Pildammarna que tenía un estanque enorme con un paseo alrededor y al Kungsparken (el parque del rey) que es el más viejo de Mälmo. Este último estaba junto al castillo de Malmöhus.

Lund

A eso de las 3:30 fui a la estación para coger el tren a la ciudad de Lund. Lo primero que hice nada más llegar fue reservar cama en el albergue juvenil que estaba justo detrás de la estación. Era un albergue muy curioso ya que era un antiguo tren y las habitaciones eran los compartimentos con literas. Yo tuve un compartimento para mi sola, parecía que el albergue no estaba muy lleno.

De Lund visité la catedral, los edificios de la universidad (de la que pongo una foto), las calles del casco histórico y el jardín botánico que me gustó bastante. Me pareció una ciudad muy tranquila y agradable, pero nada del otro mundo. No encontré más cosas que visitar y a eso de las 8 de la tarde me fui al albergue para cenar y dormir.

Helsinborg

Cogí el tren sobre las 10:45 en Lund. Cuando llegué a Helsingborg fui a la oficina de turismo y me dieron la mala noticia de que el albergue del centro de la ciudad estaba lleno. Me dijeron que podía ir a otro que estaba en las afueras y para ello tenía que coger el autobús 219.

Estuve esperando más de media hora al dichoso autobús. Cuando subí a él le dije al conductor que me avisara al llegar a la parada del albergue y así lo hizo. Desde la parada de autobús, un sitio llamado Villa Thalassa, el albergue estaba más lejos de lo que pensaba. Tuve que andar más de cuarto de hora con la mochila encima por un camino mal señalizado cuesta arriba. Parecía que no iba a llegar nunca y ya empecé a pensar que me había perdido, cuando por fin llegué al albergue. La verdad que el sitio era bonito, con césped y árboles; había bungalows y mesas para sentarse fuera. La recepción estaba en un edificio antiguo pero estaba cerrada cuando llegué. En la cocina me encontré con unas limpiadoras que me dijeron que no abría hasta las 3 de la tarde. Como todavía era la 1, aproveché para comer y también estuve hablando un rato con una de las limpiadoras que me contó que vivió en Alicante durante 6 meses.

Cuando abrieron la recepción fui a hacer la reserva y resulta que me dieron un bungalow para mi sola. Luego volví al centro de la ciudad para por fin ver algo. Se me había ido toda la mañana y parte de la tarde en solucionar el tema del alojamiento.

Caminé por el casco histórico de la ciudad, una mezcla de edificios antiguos con una bonita vista de la costa. Había iglesias de piedra y una fortaleza medieval llamada Kärnan, y luego el puerto donde terminé mi visita. Después regresé al albergue porque no sabía que más visitar. Hoy tampoco conocí a nadie así que me sentí un poco solita, pero mañana sería otro día.


Göteborg

A las 10 de la mañana cogí el autobús a Göteborg. El viaje duró tres horas y al llegar fui a la oficina de turismo que estaba en un centro comercial. Llovía mucho pero no hacía frío. En la oficina de turismo me dieron un mapa de la ciudad y me señalaron los albergues. Había muchos pero cuando fui a preguntar todos estaban llenos. Sólo había uno con sitio; estaba cerca del parque de atracciones, Göteborgs Vandrarhem, en Mölndalsvägen. Eran las 5 de la tarde cuando llegué allí y conseguí habitación. Fui allí en tranvía.

Luego fui al puerto de Göteborg, Lilla Bommens, y allí cogí un ferry a Eriksbergs. Había una competición de veleros que estaban dando la vuelta al mundo y Göteborg era la última parada antes de terminar en Kiel, Alemania. Se llamaba Volvo Ocean Race y partieron de Southampton (Inglaterra), y de ahí fueron a Sudáfrica, Australia y América, para terminar en Alemania. Había celebraciones y conciertos durante toda la semana.

Después de estar un rato por allí, cogí el tranvía al centro. Caminé alrededor de Järntorget, una famosa plaza de la ciudad, y después me fui al albergue. Allí conocí a una alemana que había ido a estudiar a Göteborg; por lo menos pude hablar un poco con alguien hoy y ya lo necesitaba después de varios días viajando sola.

Estocolmo

Cogí el autobús a las 10:15 de la mañana y después de un largo viaje llegué a Estocolmo, la capital sueca, a eso de las 17:30. Lo mejor del viaje fue cuando pasamos por el lago Vättern, que con una superficie de 1912 km², es el segundo lago más grande del país, y también por los bosques donde vi algún que otro corzo.

En la estación de Estocolmo me esperaba mi amiga Ana, una de mis mejores amigas de la universidad, que ahora vivía en Estocolmo. Resulta que vino a Suecia a hacer la Erasmus, conoció al amor de su vida y al final se volvió aquí para vivir con él. Ahora estaba embarazada y no le quedaba mucho para dar a luz. Me alegré mucho de verla de nuevo y poder conocer la ciudad de mano de una amiga era mejor que sola.

Cogimos el metro para ir a su casa. Allí estaba Patrick, su novio, haciendo la cena. La casa era pequeña y la habitación era el salón. Allí tenían la cama que estaba elevada para aprovechar más el espacio y se subía por unas escaleras. Yo tenía que dormir en el sofá.

Después de cenar fuimos a un concierto de música reggae de un grupo que conocía Patrick. El cantante y guitarrista del grupo era un jamaicano de cincuenta y tantos años vividor y mujeriego. Patrick también tenía su grupo de música (jazz-soul-funky) y él era el cantante. Después del concierto yo me fui con Ana a dar un paseo mientras que Patrick se quedó con sus amigos tomando algo.

Estocolmo estaba a rebosar de gente y había mucho ambiente de fiesta debido al 750 aniversario de la ciudad. Ana me dijo que jamás había visto la ciudad de esta manera. Además el tiempo era buenísimo, hacía calor. Fuimos a un mirador cerca de su casa y desde allí las vistas eran estupendas. Estocolmo de noche era precioso.

Al día siguiente Ana me llevó a conocer la ciudad de día y entonces pude apreciar aún más su belleza.

La presencia del agua es evidente; la ciudad está construida sobre 14 islas en el lago Mälaren cuyas aguas dulces se vierten sobre las aguas saladas del mar Báltico, entrelazando las miles de islas del archipiélago. La ciudad cuenta con 57 puentes que permiten circular entre los distintos barrios; por eso se la conoce también como la Venecia del norte.

Estocolmo es sin duda la ciudad más hermosa de Suecia, con monumentos, parques y una parte histórica perfectamente conservada. Además, ahora la ciudad tiene un ambiente festivo único por la celebración del 750 aniversario de su fundación. El nombre de Estocolmo aparece mencionado por primera vez en 1252. Fue Birger Jarl quién construyó la fortaleza sobre aquel islote que, dada su situación estratégica junto a la conexión del lago Mälaren con el lago Saltsjön, tenía ya una gran importancia para la defensa y el comercio. En 1520 se inició el desarrollo de Estocolmo bajo el mandato de Gustav Vasa.

Fuimos a Gamla Stan, la ciudad vieja, y núcleo desde el que empezó a crecer la ciudad. Caminar por sus calles es como volver al pasado. Multitud de callejuelas salen de otras más grandes y llega un momento en que es mejor perderse en ellas dejándose llevar. Se descubren sitios encantadores, antiguos edificios y pequeñas placitas. La calle más famosa es Västerlånggatan, llena de tiendas de recuerdos. La plaza mayor, Stortorget, cuenta con el edificio del ayuntamiento y el museo Nobel. En la parte norte de Gamla Stan se encuentra el Palacio Real, que es la residencia oficial del rey, aunque éste sólo lo usa para actos oficiales ya que su residencia habitual se encuentra en la isla de Drottningholm. Cerca del palacio está la catedral (Storkyrkan) que es luterana sueca y tiene 700 años de antigüedad. Cuenta con la famosa estatua de San Jorge y el dragón, del S.XV. Hay una réplica de la estatua en una de las calles de Gamla Stan.

A eso de las 6 de la tarde regresamos a casa, que por cierto se encuentra cerca de la plaza de Maria Torget, donde hay una fuente con otra estatua de San Jorge y el dragón, aunque esta es diferente. Más tarde me fui yo sola a dar una vuelta a Meahhuset y de ahí subí a Slussen donde hay un mirador, junto a Mosejbe Torg.

Uppsala

Mi amiga Ana trabajaba en un proyecto de la universidad y me llevó allí para conocerla. Se trata de una ciudad universitaria que se encuentra a una hora al norte de Estocolmo (78 km). Es la cuarta ciudad más grande de Suecia, después de Estocolmo, Mälmo y Göteborg. Cuenta con la universidad más antigua del país, fundada en 1477, y la catedral más grande de Escandinavia. Caminamos hasta el campus universitario y fuimos al despacho de Ana donde ella tenía que hacer algunos trabajos pendientes. Yo mientras tanto estuve usando internet.

A eso de las dos de la tarde salimos de la universidad. Atravesamos el jardín botánico que era bastante grande y nos acercamos a un mirador.  Allí estaba el castillo que no era muy antiguo ni bonito, cuyo jardín fue donado a la universidad. Luego fuimos a la catedral que fue comenzada en el S. XIII; me gustó porque era luminosa y acogedoras. Antes de ir al centro visitamos el edificio antiguo de la universidad y una runa que había por allí.


En el centro estuvimos comiendo y luego nos acercamos a los Jardines de Linneo (estudió y trabajó aquí en Uppsala) pero no entramos porque había que pagar. Por último fuimos a pasear por un parque a las orillas del río Fyris, el río que pasaba por Uppsala.

Djurgården

Al día siguiente Ana y Patrick se fueron a Sicilia de vacaciones. Era una de esas vacaciones “last minute” que salen anunciadas prácticamente de un día para otro a muy buen precio. Al parecer son muy populares en Suecia y mucha gente se va así de viaje. Llevaban un par de días dándole vueltas al tema y al final se decidieron a reservar. Al parecer Patrick estaba sin trabajar y empezaba un trabajo nuevo la semana que viene; por eso querían aprovechar. Me dejaban solita, pero al menos me podía quedar en su casa, lo cual era de agradecer teniendo en cuenta que todos los hoteles y albergues de la ciudad estaban completísimos debido a  la celebración del 750 aniversario.

Ese día aproveché para visitar un sitio que Ana me había recomendado: Djurgården, una isla que formaba parte del Parque Nacional urbano de Estocolmo Ekoparken, el único de estas características en el mundo, situado en la zona céntrica de la ciudad. Me costó mucho encontrar de donde salían los barcos; todavía no sabía orientarme bien en la ciudad. Sólo se tardaba 15 minutos en llegar allí y el viaje costaba 20 SEK.

Lo primero que hice al llegar fue buscar el museo al aire libre Skansen. Fundado en 1891, se trata del primer museo al aire libre del mundo. Cuenta con 150 casas y granjas típicas de toda Suecia de varias épocas y clases sociales, y hay hasta pueblos enteros. Sus habitantes son personas auténticas vestidos con trajes de la época correspondiente. Es posible hablar con ellos y hacerles preguntas sobre las casas. También pude visitar un zoo de fauna escandinava y vi alces, nutrias, focas,…

Acabé cansada de dar vueltas y ya no me preocupé si me quedaban cosas por ver. Me dolían las lumbares (llevaba casi dos semanas con ese dolor) y cuanto más andaba más me dolía. Quizás me haya hecho daño cargando la mochila, no lo sé. Así que después de unas tres horas en el Skansen, me fui a visitar el Ekoparken. Fue fundando en 1995 y tiene una extensión de 27 kilómetros cuadrados. Hay un lago y multitud de caminos alrededor. También hay una serie de edificios antiguos y palacios, pero lo mejor es su bosque de robles que dicen que es el mejor conservado de Suecia.

Empecé a meterme por caminos hasta que me perdí y tuve que preguntar a unos policías montados a caballo. Una de ellas me acompañó al camino que tenía que coger para salir. Pensaba volver andando al centro pero me dolía la espalda, así que cogí el autobús. Fui a la oficina de turismo para preguntar por un médico y allí me encontré unos españoles desesperados por encontrar alojamiento. La cosa estaba tan mal que me dio pena y me los llevé a casa de Ana. Eran vascos y acababan de terminar su Erasmus en Dinamarca. Ahora ya tenía compañía para mis días en Estocolmo.

Al día siguiente llevé a los vascos a caminar a Gamla Stan, en el casco histórico, y les encantó. Hacía un día espléndido de sol y calor. Además yo me encontraba mucho mejor de la espalda, ya casi no me dolía y no me hizo falta ir al médico. Me despedí de los vascos en Norrmalm, un distrito que está en pleno centro de la ciudad, ya que ellos querían ir a Djurgården para ver el museo Skansen. Hablamos de quedar más tarde enfrente del famoso museo Vasa para visitarlo juntos.

Me fui a caminar por Drottninggatan, una larga y ancha calle peatonal del centro de Estocolmo. Es probablemente la calle comercial más importante de la ciudad y allí aproveché para comprar algunos recuerdos. La calle nace cerca del edificio del parlamento cerca de Gamla Stan, y sigue en línea recta hacia el norte, pasando por la Plaza Sergels Torg. El tramo más abarrotado es el que está entre Sergels Torg y la Plaza Hötorget, con sus puestos de verduras, frutas y flores. Allí aproveché para comprar fruta y eso fue lo que comí aquel día. Luego caminé por Sergels Torg, donde está la casa de la cultura, el centro comercial de Åhléns y una gran fuente. Muy cerca está la gran central de metro y tren, a 200 m.

Después fui a Kungsträdgården («El jardín del rey») que es un famoso parque situado en el centro de la ciudad. Hay dos plazas: la de Carlos XII y la de Carlos XIII, y dos fuentes: la de Molin y la de Wolodarski. Ahora no se apreciaba mucho el parque porque habían montado muchos bares y casetas por el festival. Me senté un rato a descansar allí y después me animé a ir caminando a Djurgården.

Cuando llegué aún quedaba mucho tiempo para quedar con los vascos, así que aproveché para pasear de nuevo por el parque nacional. A las 17:30 me presenté en la puerta del Vasa donde habíamos quedado. Ellos me dijeron que al final no iban a entrar en este museo y que me esperarían fuera.

El museo Vasa exhibe el único barco del mundo construido en el S. XVII, que ha conseguido mantenerse en pie. Empecé leyendo cada panel explicativo que encontraba pero cuando descubrí que tenía siete plantas, tuve que acelerar. El Vasa se hizo a la mar en 1628 y era un poderoso buque de guerra. Sin embargo, se hundió en su primer viaje. En 1961 fue rescatado de las profundidades en bastante buen estado de conservación debido a las aguas salobres en las que se encontraba. Por ejemplo las tallas de la popa del barco están muy bien conservadas y merece la pena dedicar un rato a observarlas.

Después de hora y media en el museo, acabé bastante harta y decidí salir. Nos fuimos andando a Kungsträdgården donde todas las tardes a las 7 había un teatrillo del aniversario y fuegos artificiales. La verdad que aún no había visto nada del festival y ya tenía ganas. Era una pena que los fuegos artificiales fueran de día porque apenas se veía nada (era la primera vez en mi vida que veía fuegos artificiales de día).

Volvimos a casa para cenar y luego salimos por ahí. En el Operan había djs de música árabe de baile y estuvimos moviendo las caderas un rato. Fue divertido aunque se nos acercaron unos cuantos moscones a las chicas y a mí. Todavía si hubieran sido suecos que son tan guapos habría estado bien, pero los árabes no me gustan mucho precisamente.

Sigtuna

Hoy día 6 de junio es la fiesta nacional sueca y para celebrarlo me fui a Sigtuna, el pueblo más antiguo de Suecia, situado junto al lago Mälaren, en la región metropolitana de Estocolmo. Fue fundado en el año 980 por el rey Erik Segersäll y las primeras monedas suecas fueron acuñadas aquí. Para ir hasta allí cogí un tren a Märsta y de ahí un autobús, tardando en total una hora. Los vascos no vinieron conmigo porque prefirieron ver más de Estocolmo.

Sigtuna es muy pequeño y no tardé mucho en recorrerlo. Primero paseé por la calle principal que es Stora Gatan (se dice que los restos de la ciudad original están escondidos a 3 m por debajo de esta calle). De Stora Gatan sale Stora torget donde está Sigtuna Rådhus, el ayuntamiento más pequeño de Suecia. Después me fui a la calle St Persgatan donde encontré los restos de una de las iglesias de granito que fueron construidas aquí durante la Edad Media (había siete pero sólo quedan las ruinas de tres). Una de ellas es St Per y dentro de ella hay una piedra con runa. Se dice que este es el municipio con más piedras rúnicas, 150 en total. Muchas fueron enterradas y fueron sacadas, pero yo sólo vi una.

Luego visité la iglesia de Maria Kyran que data del 1247 y originariamente era un monasterio de los dominicos; posteriormente fue reformada. Para terminar fui a pasear por la orilla del lago Sigtunafjärden y me quedé a comer allí. Antes de coger el autobús a eso de las 4 de la tarde, di una última vuelta por el pueblo.

Cuando llegué a Estocolmo había mucho ambiente de fiesta y mucha gente llevaba la banderita sueca en la mano. Descubrí una plaza con un mercado medieval llamada Birger Jarls Torg donde había una iglesia muy bonita, Riddarholmskyrkan, del S.XII. Habían recreado muy bien el ambiente medieval y muchos suecos iban vestidos de época. Me quedé un buen rato porque había un concierto de música tradicional sueca. Después quedé con los vascos en Kungsträdgården y fuimos a cenar algo por ahí.

Fjäderholmarna

Aquella mañana los vascos se iban a Oslo pero a mi todavía me quedaban un par de días en Estocolmo. Hoy quería visitar alguna de las numerosas islas que rodean la ciudad. El archipiélago que rodea Estocolmo cuenta con 2400 islas, pero yo sólo me pude permitir visitar las más cercanas: Fjäderholmarna, que está a 30 minutos en barco.

Las Fjäderholmarna (islas de la pluma) constan de cuatro islas principales: Stora Fjäderholmen, Ängsholmen, Libertas y Rövarns holme, y otras menores. La primera mención que se hace de estas islas data de 1381 en un documento mercante y se las llama Fierdholmarna: islas de la bahía. De 1920 a 1976 la marina sueca estuvo instalada en algunas partes de las islas, y en 1995 se las declaró parque nacional.

Yo la verdad no sé en cuál de las cuatro islas estuve, pero la verdad que es muy pequeña y enseguida me la recorrí. Hay muchos bares, restaurantes, heladerías, un teatro al aire libre, etc. También visité el Trägarden que es muy agradable. Mucha gente estaba en la costa tomando el sol. Yo me subí a unas rocas para explorar un poco y me encontré a un polluelo de gaviota que parecía perdido. Me acerqué a él y poco después bajó una gaviota con muy mala leche a atacarme. Menos mal que pude esquivarla pero tuve que irme.

Dos horas fueron suficientes para ver la isla y me volví a Estocolmo. Pasé otra vez por la plaza de Birger Jarls Torg a ver si había algo y tuve la suerte de que estaba a punto de comenzar un concierto de música tradicional sueca. Los músicos iban vestidos con ropas medievales y tocaban varios instrumentos antiguos. Eran buenísimos, tocando música folclórica pero con mucha originalidad, y además eran capaces de entusiasmar al público. Se llamaban Poeta Mágica por si queréis buscarlos en internet.

Después del concierto hubo un desfile de trajes de Estocolmo en las distintas épocas. Mis preferidos eran los de la Edad Media. Qué pena que no hubiera descubierto aquella plaza antes porque había un ambiente buenísimo.

Al día siguiente sólo me dediqué a prepararme para continuar mi viaje. Dividí mi equipaje en tres partes: una que dejaría allí para que Ana se lo llevara a España (se iba a finales de junio), otra que dejaría allí pero recogería cuando volviera de Finlandia y otra que me llevaría conmigo. Fue un alivio porque ahora mi mochila pesaba mucho menos.

Sólo salí de casa para dar una última vuelta por Gamla Stan, ir a correos y comprar el billete de autobús a Oslo para la noche. Pensé en viajar de noche para ahorrar tiempo y dinero. Estuve muy estresada con los últimos preparativos, como siempre me pasa antes de irme de viaje. Casi pierdo el autobús por entretenerme en internet antes de salir de casa. No quería perder el autobús por nada del mundo porque había metido las llaves de Ana en su buzón al marcharme, así que no tendría donde meterme aquella noche. Al salir del metro tuve que correr para coger el autobús que ya estaba saliendo al llegar yo. Menos mal que el conductor me vio corriendo detrás de él, si no habría pasado la noche en la estación. Estaba tan cansada que me pasé casi todo el viaje durmiendo aunque de vez en cuando me despertaba y veía unos paisajes preciosos de bosques y lagos. Qué bonito fue Suecia, aunque sólo haya visto una pequeña parte. Espero volver algún día para ver más.

Dinamarca: Copenhague (28/05/2002)

El viaje para llegar aquí fue largo a pesar de que la distancia no fuera tanta. Había conseguido dos vuelos muy baratos con Ryanair, uno de Glasgow a Londres y otro de Londres a Mälmo (Suecia). La verdad que yo no tenía idea de ir a Copenhague, surgió sobre la marcha.

Salí de Edimburgo el día 27 de mayo por la tarde en un tren que me llevó al aeropuerto de Prestwick (Glasgow). Allí cogí el vuelo a Londres, en concreto al aeropuerto de Stanted, donde pasé una larga noche. Al día siguiente por la mañana cogí el vuelo a Mälmo donde llegué a las 10 de la mañana, y me enteré que desde el aeropuerto salía un autobús a Copenhague, así que decidí cambiar mis planes e irme para allá.

En 50 minutos me planté en la capital danesa, donde no tenía ningún alojamiento reservado ni nada planificado; viva la improvisación. Pregunté a una chica del autobús donde estaba la oficina de turismo y para allá me fui. Me mosqueaba que en ningún sitio estuviera escrito el nombre de Copenhagen (como se dice en inglés) y más tarde descubrí que es danés se decía København. Ya me podía ir acostumbrando a ver todo escrito en estas lenguas escandinavas tan extrañas para mí. En la oficina de turismo me indicaron un albergue juvenil que estaba en pleno centro, no lejos de allí. Tuve que sacar dinero en un cajero porque no tenía coronas danesas. El albergue me costaba 150 coronas una noche, que entonces eran como 18€.

De camino al albergue me encontré con una chica que me preguntó si iba allí y le dije que sí. Resulta que nos habían puesto en la misma habitación y en la misma litera, qué casualidad. Era de Finlandia y se llamaba Saija. Me ofreció ir a comer con ella y ver la ciudad juntas, y yo me alegré de haber encontrado compañía tan rápido. Saija vivía en la ciudad de Oulu y estaba haciendo un interrail durante un mes ella sola.

Compramos unos bocadillos en un supermercado y nos fuimos a comer a un parque, quizás era el Fælledparken, pero no lo apunté en su momento. Luego hicimos un recorrido turístico por la ciudad con la ayuda del mapa. Saija me guiaba, yo estaba demasiado cansada (hay que tener en cuenta que pasé la noche en el aeropuerto sin apenas dormir). Llegamos a una zona de la ciudad que se supone que era medieval, aunque a nosotras no nos lo pareció mucho. De ahí fuimos a la calle de tiendas de la ciudad donde aprovechamos para reponer fuerzas en una heladería. A continuación fuimos a unos jardines preciosos rodeados de edificios antiguos y un castillo: King’s Gardens en Rosenborg Castle. De ahí fuimos a ver The Little Mermaid (La Sirenita), famosa escultura de la ciudad y quizás su mayor atracción turística. Aprovechamos para dar un paseo en el puerto donde estaba situada la estatua. Luego fuimos caminando al puerto nuevo que era un sitio con muchos bares y ambiente nocturno.


Ya de vuelta en el albergue, fuimos a prepararnos la cena en la cocina. Conocimos a unos australianos que habían estado viajando tres meses por Europa y ya estaban al final de su viaje. Luego en la habitación nos encontramos con unas suecas y aproveché para preguntarles sobre los sitios que tenía pensado visitar en su país. Así terminaba mi estancia en Copenhague, corta pero bien aprovechada.

India 2011

Después de tantos años esperando el momento de visitar este fascinante país, conseguí organizar un viaje solidario en el que llevaría un grupo de dieciocho personas. El viaje, de tres semanas de duración, combinaba voluntariado, intercambio cultural y turismo, y transcurría en cinco estados del norte de la India: Delhi, Rajasthán, Uttar Pradesh, Himachal y Punjab. El programa incluye actividades tan variadas como clases de hindi, bollywood, bhangra y yoga, trekking en las montañas, voluntariado,… Entre las visitas turísticas están el Taj Mahal, safari de tigres en el Parque Nacional de Ranthambore, recorrido a camello en el desierto de Thar, Dharmshala (residencia del Dalai Lama) y Amritsar con su Templo Dorado. Después yo me quedaba con unos amigos dos semanas más para ir a Rishikesh, capital mundial del yoga, en el estado de Uttarakhand, y Varanasi, la antigua y sagrada ciudad del Ganges, destino final de nuestro viaje.
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México 2011

Yo nunca pensé que este año iba a ir a México, pero a veces un viaje no surge porque uno tenga la idea de ir allí y lo planifique; a veces simplemente la vida te lleva a hacerlo porque pasan determinadas cosas. Esto es lo que pasó con México. Mi hermana se fue a vivir allí el año pasado y unos meses después nos dijo que se iba a casar. La boda se iba a celebrar en el mes de marzo, así que para allá me fui junto con algunos familiares. Yo encantada de tener una excusa para visitar este magnífico país, que nunca estuvo entre los primeros de la lista, pero sí es cierto que algún día quería visitarlo.

Pasamos la mayor parte del tiempo en México DF, donde vive mi hermana, pero también estuvimos en otros sitios como Guadalajara y la Riviera Maya. Sólo fueron 15 días, y fueron más los asuntos familiares que los turísticos los que nos ocuparon, aunque seguro que tendré oportunidad de viajar más allí en futuras ocasiones. México es un país poderoso, un país que le remueve a uno la energía y a nadie deja indiferente; pero también es un país con mucha alegría y color.

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Polonia 2010

Yo estaba planificando un viaje a Nepal para aquel verano pero no salió por falta de gente para el grupo. No estaba dispuesta a quedarme en Madrid en verano, así que busqué un plan B, que resultó ser… Polonia. ¿Por qué decidí irme allí? Apenas conocía Europa del Este y este era uno de los pocos países de esta parte del mundo que me atrevía a visitar sola (aunque a última hora una amiga se unió a parte de mi viaje), además de ser el que más me atraía por lo que había escuchado de él. Primero busqué una granja orgánica donde hacer voluntariado a través de la organización WWOOF, y encontré una interesante ecoaldea donde realizaban terapia homa (ciencia de sanación ayurvérdica). Allí estuve como voluntaria casi tres semanas, y después me fui a las famosas montañas Tatras donde pasé varios días realizando numerosas rutas de senderismo. También visité la famosa ciudad de Cracovia, con su preciosos edificios medievales y escenario del terrible holocausto nazi. Allí estuve en casas de couchsurfers, incluso una de ellas, me llevó a pasar un fin de semana a la granja de caballos de un amigo. Estuve todo el tiempo en la provincia de Malopolska, ya que prefería concentrarme en una única región y conocerla bien, que tratar de ver todo el país rápidamente.

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Inglaterra 2009

Fuimos a Glastonbury para asistir al famoso Festival de Beltane, fiesta pagana que tiene lugar a primeros de mayo. Es quizás en Glastonbury el sitio donde más se celebra, lugar que se asocia a la mítica Avalon. Abundan los lugares energéticos aquí como El Tor, Chalice Well y White Spring. Fuimos con un grupo de gente que está metida en temas de paganismo, así que además de visitar estos lugares, participamos en rituales y eventos del festival. Después fuimos a Stonehenge donde no todos pudimos entrar, y Avebury, con sus misteriosos círculos de piedras, bosques de hadas y círculos de cosechas. Como nuestro vuelo fue a Bristol, tuvimos la oportunidad de ver esta interesante ciudad británica también. Incluso al final del viaje pudimos visitar la bonita ciudad de Bath. Nos quedamos en casas de couchsurfers tanto en Bristol como en Glastonbury.

Marruecos 2010

Este fue un viaje que organicé con un guía turístico de allí que yo conocía a través de la agencia de voluntariado con la que trabajaba. Le propuse llevar un grupo para hacer senderismo en el Atlas y visitar pueblos bereberes. Él se encargó de contratar a los guías de montaña, los muleros y el cocinero; yo me encargué de conseguir a la gente del grupo, y así montamos esta expedición montañera. Conseguí llevar a quince personas, la mayor parte de ellos amigos y conocidos, a estas tierras bereberes conquistadas por los árabes cientos de años atrás. Marruecos, país que no deja de sorprender por su gran variedad de paisajes, ya sea desierto, palmerales, montañas nevadas o bosques de cedros, ciudades imperiales o pequeños pueblos de adobe. Esta era mi segunda visita a este país, e iba a ser totalmente diferente a la primera. Desde que fui a aquel tour turístico diez años antes para ver el desierto y las ciudades imperiales, me prometí que volvería pero para concentrarme sólo en la región del Atlas. En Marrakech estuvimos al principio y al final del viaje, ciudad variopinta y exótica donde es imposible aburrirse. El resto del viaje transcurrió entre imponentes montañas y valles, y pueblos bereberes donde parecía no haber pasado el tiempo, con gentes hospitalarias y nobles.

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Turquía 2009

En septiembre me fui con una amiga a Turquía, país fascinante donde los haya, en el que disfrutamos de 3 semanas de viaje. Tuvimos la suerte de llegar en pleno Ramadán, algo que nos encantó presenciar, por toda la fiesta que se montaba durante aquellos días después del rezo y el ayuno. Empezamos y terminamos el viaje en Estambul, preciosa ciudad con sus mezquitas, palacios, bazares y hammanes, entre otras joyas que tiene para ofrecer. Entre medias, hicimos un circuito hop-on hop-off con una agencia australiana-turca llamada Fez Travel, similar a Busabout y otras con las que yo había viajado en este plan. En aquel circuito recorrimos lugares como Canakkale, Troya, Pérgamo, Koycegiz, Selçuk, Éfeso, Sirince, Kusadasi, Pamukkale, Fethiye-Oludeniz, Kas, Olympos y Cappadocia. Lo más destacable del viaje fueron las impresionantes playas, las ruinas griegas y las únicas formaciones rocosas de la Cappadocia. Ni que decir de los turcos que conocimos para los que no podíamos pasar desapercibidas, para bien o para mal. Fue un viaje muy divertido donde no nos faltan anécdotas que contar.

A continuación os voy dejando los posts que vaya escribiendo sobre mi viaje en Turquía:

Estambul: Comienzo y final de nuestra estancia en Turquía
Visitando ciudades legendarias de Turquía: Troya, Pérgamo y Éfeso

Canadá 2008

Yo no podía ir a este país con el que tanto había soñado tan sólo unos días, me prometí que el día que fuera, tendría que ser por un tiempo largo. Fui para 6 meses, y si no me quedé más tiempo es porque terminaba mi visado de turista y no tenía oportunidad de conseguir un visado de trabajo; de lo contrario me habría quedado allí a vivir. Canadá es uno de mis países favoritos, quizás el número uno de mi lista, por sus paisajes impresionantes, su fauna salvaje, su gran extensión, sus oportunidades para las actividades al aire libre, su calidad de vida, la amabilidad de sus habitantes, la conciencia ambiental, y un largo etcétera de cualidades positivas. Empecé mi viaje en el este del país, donde primero realicé un voluntariado y luego recorrí algo de Ontario y Quebec, para después pasar al oeste, donde pasé la mayor parte del tiempo, especialmente en Vancouver y alrededores, las montañas Rocosas y la Isla de Vancouver. También estuve unos días en Nueva York, así que tuve la oportunidad de ver algo del famoso país vecino. En aquellos 6 meses hice de todo: voluntariado con aves, voluntariado en una organización ambiental, trabajo en granjas orgánicas, vendimiar en un viñedo, dar clases de español, mucho senderismo, muchas rutas en bici y mucho Couchsurfing (aquí lo probé por primera vez y llegué a estar en un total de 12 casas de couchsurfers además de quedar con otros tantos tantos durante mis viajes).

A continuación tienes el índice con los capítulos de este viaje (cada uno de ellos corresponde a una entrada distinta). Haz click en el capítulo correspondiente para leerlo:

Capítulo 1: Voluntariado en Bruce Peninsula (Ontario)
Capítulo 2: Toronto
Capítulo 3: Viaje en Quebec
Capítulo 4: Cataratas del Niágara
Capítulo 5: Nueva York (Estados Unidos)
Capítulo 6: Vancouver y alrededores I (British Columbia)
Capítulo 7: Viaje y senderismo en las Rocosas (BC y Alberta)
Capítulo 8: Pow Wow de indios en Kamloops
Capítulo 9: Vancouver y alrededores II
Capítulo 10: Senderismo y bici en Whistler
Capítulo 11: Islas de Vancouver y Saltspring (granjas y senderismo)
Capítulo 12: Vancouver y alrededores III

En este mapa se puede ver el recorrido completo realizado durante los seis meses que duró este viaje:

Camino de Santiago 2006

Hice el Camino Francés, desde Roncesvalles a Santiago, en total 750 km, lo que me llevó casi un mes. Antes de hacer el Camino, ya había oído comentarios de peregrinos que lo habían hecho y todos afirmaban que aquí vives experiencias irrepetibles que te ayudan a conocerte mejor. Hay magia en el camino, surgen «coincidencias» o mejor dicho sincronicidades, y sobre todo cuando uno lo hace solo, la experiencia es más potente. Así que yo me embarqué sola en esta aventura sin saber qué podría pasar y me llevé muchas gratas sorpresas. Fue un momento de mi vida en que algo terminaba y tenía que empezar de cero, por eso fue tan bueno hacerlo entonces. Desde luego que todo lo que experimenté durante aquel mes de mi vida, perdurará para siempre en mi memoria como algo muy especial.

El Camino Francés, como su nombre indica, empieza en Francia, y atraviesa el norte de España: Navarra, La Rioja, Castilla y León y Galicia, y llega hasta lo que en la Edad Media fue considerado el «fin de la Tierra». Este camino surge poco después de la aparición del cuerpo del Apóstol, y desde el siglo X, se convierte en el eje que articula la consolidación del imperio de Alfonso VI y Alfonso VII. Es el Camino más conocido de todos, el que más peregrinos hacen, y el mejor provisto de señales y albergues.

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