Ceremonias del Wayeb con los mayas del Lago Atitlán

Del 13 al 19 de febrero tuve el gran privilegio de participar en las ceremonias del Wayeb con los mayas de esta tierra. Las ceremonias tuvieron lugar en San Pedro La Laguna aunque no todos los mayas que participaron vivían allí; algunos vivían en otros sitios del Lago Atitlán. El Wayeb es el tiempo fuera del tiempo, los últimos cinco días del año en el calendario maya, y que no son parte de ningún mes. Durante este tiempo los mayas hacen un profundo proceso de limpieza, purificación y sanación. Ofrecen sus rezos y ofrendas al fuego sagrado cada día, principalmente tabaco y cacao. El año pasado antes del empezar el Wayeb dejábamos atrás el año 10 KEJ y al terminarlo entrábamos en el nuevo año 11 EE. El tema de ese Wayeb era buscar nuevos caminos que no habían sido construidos todavía. Para hacerlo, teníamos que eliminar todos los obstáculos del camino y dejar ir viejos patrones que nos limitaban. Yo me sentía completamente en ese momento en mi vida, de soltar los viejos patrones para construir nuevos caminos, y esperaba que las ceremonias del Wayeb me dieran la fortaleza y motivación que necesita para hacerlo.

Quizás os estéis preguntando como llegué yo a participar en estas sagradas ceremonias de los mayas. Esto os lo cuento en el primer post de la serie del viaje a Guatemala titulado Los inicios de un gran viaje en las tierras mayas. Resumiendo, yo conocí a la abuela maya (nana Marina) que organizaba estas ceremonias en Bristol, en una charla para mujeres en la que yo estuve de traductora. En la ceremonia de cacao que vino después y a la que vinieron también hombres, tuve la revelación de que debía ir a Guatemala al próximo año. Yo les pregunté si podía ir a visitarlas y me hablaron del Wayeb. Me dijeron que habría dos grupos internacionales participando en las ceremonias, uno de Europa y otro de Estados Unidos. Enseguida pensé, tengo que ir allí como sea y participar en esas ceremonias. No sabía muy bien que era el Wayeb, pero mi corazón me decía que estuviera allí.

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San Pedro La Laguna: Pueblo tradicional maya del Lago Atitlán

Después de haber pasado dos semanas en San Marcos, fui a otro pueblo del Lago Atitlán, San Pedro La Laguna. La principal razón por la que me iba allí era para asistir a las ceremonias mayas del Wayeb, pero también porque el precio del alojamiento era bastante más asequible. Es fácil ir allí desde San Marcos, tan sólo tomar una lancha que tarda en llegar aproximadamente media hora. Las lanchas suelen ser frecuentes ya que es el principal medio de transporte para moverse entre los pueblos en el lago Atitlán. Eso sí, hay que tener cuidado porque suelen cobrar más a los extranjeros, y si uno no tiene cuidado, le suben el precio más de la cuenta. Menos mal que el hostel de San Marcos estaba muy cerca del embarcadero porque iba muy cargada con mi equipaje de 3 meses que incluía mis instrumentos para dar sesiones de terapia de sonido y talleres de flauta nativa. Ya di algunos en el tiempo en el tiempo que estuve en San Marcos.

Llegó la lancha y el que cobraba los billetes gritando su destino, ¡San Pedro, San Pedro! Estaba emocionada porque era la primera lancha que tomada en el Lago Atitlán y también por conocer San Pedro. Me habían dicho que era bastante diferente a San Marcos porque prácticamente todos eran indígenas mayas y apenas había extranjeros viviendo allí. Este municipio del departamento de Sololá situado junto al lago Atitlán lleva el nombre de su patrono Pedro apóstol. Durante la época precolombina era un asentamiento del pueblo Tzutujil, y unos 20 años después de la conquista de Guatemala en la década de 1520, fue fundado por el fraile franciscano Pedro de Betanzos. Me subieron mi maleta grande al techo de la lancha ,y así la transportaron, sin atar ni nada. Yo estaba intranquila pero me dijeron que no me preocupara, que no se iba a caer al agua. Costaba creerlo porque la lancha a veces iba a gran velocidad y se levantaba un poco, pero la maleta llegó sana y salva a su destino. Y yo también!

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Excursiones a algunos enclaves naturales del Lago Atitlán

En este post os cuento sobre algunos espacios naturales del Lago Atitlán que visité mientras estaba en San Marcos y San Pedro. Habrá otro post sobre las excursiones que hice mientras estaba en el pueblo de Tzununá para no saturar este post demasiado. Tengo que decir que para el tiempo que estuve allí no hice tantas excursiones a enclaves naturales como hubiera querido pues yo seguía trabajando mientras estaba en Guatemala. Pero bueno, no me puedo quejar ya que tuve la gran fortuna de pasar dos meses de mi vida en este fantástico país. Sí, aún me queda mucho por ver y espero volver algún día para ver lo que me faltó, si se da la oportunidad.

Algunos de los sitios que aquí os describo no son espacios naturales sino fincas increíbles donde tuve la suerte de pasar una noche y caminar por ellas, siempre con las vistas del lago Atitlán a mi alrededor. A continuación os cuento sobre estas visitas y excursiones que realicé en este mágico lugar del planeta.

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San Marcos La Laguna: Paraíso hippie en el Lago Atitlán

El bus salió de Antigua a eso de las 3 de la tarde y tenía previsto llegar a San Marcos sobre las 6:30. Después de recoger a todos los pasajeros que habían reservado para este viaje, nos metimos en carretera. Por la ventana veíamos un paisaje que iba cambiando poco a poco según nos acercábamos al lago. Cada vez era más abrupto y montañoso, y cubierto de un verde manto de vegetación. Una ligera bruma lo envolvía y a ratos el sol se atisbaba entre algunos claros. Estábamos cansadas tras las estresantes gestiones en Antigua y antes el largo viaje repleto de desafíos, pero todo eso iba quedando atrás. Nos estábamos acercando a un lugar soñado, uno que había estado esperando en mi lista viajera durante muchos años. Muy agradecida a mi cuerpo por haberse recuperado y por poder continuar mi viaje. La recompensa estaba ya cerca.

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Por fin, vimos el maravilloso Lago Atitlán frente a nosotras, un paraíso que atrae a viajeros y buscadores de todo el mundo. Considerado uno de los lagos más bellos del mundo, su nombre se traduce como “entre las aguas”. Con una extensión de 130 km2 y 18 km de longitud, es el tercer lago más grande de Guatemala, y con una profundidad de hasta 341 metros, es el más profundo de toda Centroamérica. El lago surgió de una erupción volcánica hace unos 84000 años, de hecho es una caldera volcánica. Está rodeados por tres volcanes: Atitlán, Tolimán y San Pedro. Está dentro del Departamento de Sololá, a 1560 metros sobre el nivel del mar, con diversos pueblos alrededor. Entre esos pueblos está San Marcos La Laguna, mi destino para las próximas dos semanas.

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Antigua: Ciudad colonial rodeada de volcanes

Una de las ciudades que más ganas tenía de visitar en Guatemala era la ciudad de Antigua. Además, para ir al lago Atitlán tenía que pasar por Antigua, a no ser que contratara un transporte privado directo desde el aeropuerto, lo cual sería caro y largo. Muchos viajeros van directos del aeropuerto a Antigua para evitar ciudad de Guatemala, capital del país. Esta ciudad tiene fama de peligrosa y el índice de criminalidad es bastante alto. Yo llegaba de noche al aeropuerto y tuve la oferta de un couchsurfer de ciudad de Guatemala para pasar la noche en su casa. Como me daba miedo meterme allí decidí pasar la noche en el aeropuerto. La mejor opción hubiera sido dormir en un hotel cerca del aeropuerto pero eran caros y no quería empezar mi viaje gastando tanto.

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A tan sólo 25 km de la ciudad de Guatemala se encuentra la preciosa ciudad de Antigua, una de las de mayor encanto de todo el país y de Centroamérica. Antigua fue fundada a principios del siglo XVI y destruida en gran parte por un terremoto en 1773. Es conocida por sus edificios coloniales españoles de arquitectura barroca, y cuenta con numerosas iglesias, conventos y la catedral de Santiago. Fue designada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979. Sus coloridas calles empedradas, sus animados mercados y las vistas de los volcanes que la rodean cautivan a los visitantes. ¿Cómo iba a perderme esto ahora que estaba tan cerca? Estaba agotada y asustada pero pensar en Antigua me animaba a seguir adelante.

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Los inicios de un gran viaje en las tierras mayas

Todo empezó cuando en septiembre del año pasado fui invitada a participar en una ceremonia de cacao de unas abuelas mayas de Guatemala en la ciudad de Bristol. También me pidieron traducir en una charla para mujeres que daban justo antes de la ceremonia de cacao y en algunas sesiones individuales de sanación que darían al día siguiente. Yo no me lo pensé dos veces y fui, algo me decía que tenía que estar allí. Guatemala era un país que hacía mucho tiempo quería visitar pero lo había ido aplazando durante años, y tener la oportunidad de conocer mujeres mayas de allí, me pareció una gran oportunidad.

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La charla de mujeres que estuve traduciendo me encantó, todo lo que explicaron sobre el cacao y su importancia en la cultura maya. También hablaron de cuidados y remedios naturales para el ciclo menstrual y el embarazo. La ceremonia de cacao que vino después fue muy potente. La sala estaba llena, seguro que había más de cien personas. Cuando tomamos el cacao y las mujeres hicieron sus rezos y canciones, sentí una energía muy potente y mi cuerpo vibraba. Todo mi ser me decía, tienes que ir a Guatemala lo antes posible, no aplaces más este viaje. Cuatro meses después estaba en un avión rumbo a Guatemala.

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Nicaragua 2014: San Juan del Sur

A finales de enero del 2014 tuve que salir de Costa Rica para renovar mi visado de turismo, algo que hay que hacer cada tres meses. Decidí volver a Nicaragua, como hice la vez anterior, ya que era el país que tenía más cerca y sólo quería pasar cuatro días allí. Esta vez fui a San Juan del Sur, el destino de sol y playa más famoso de Nicaragua. No fui allí por esa razón, de hecho ese tipo de turismo no me atrae para nada. La razón por la que fui, aparte de por la cercanía a la frontera de Costa Rica, fue para conocer una ONG que trabaja con comunidades locales que se encuentran en las inmediaciones de San Juan del Sur. Sus proyectos me parecieron muy interesantes y por ello quería conocerlos de cerca, ya que pensé en la posibilidad de organizar viajes solidarios con ellos.

Para llegar hasta allí cogí un bus desde la población El Tanque, cerca de La Fortuna de San Carlos, hasta Peñas Blancas, la frontera. Una vez allí, hice todos los trámites habituales de cruzar la frontera, caminando el kilómetro que separaba ambos países, parando en los lugares indicados para sellar y pagar impuestos. La vez anterior fui con Ticabus y ellos se encargan de facilitarte los trámites, pero el proceso es más largo pues hay que esperar a todos los pasajeros, además de que este autobús es más caro. Esta vez decidí ir en transporte público y cruzar la frontera a pie, pues no sólo me ahorraba dinero sino también tiempo. No fue tan complicado como temía y cuando quise darme cuenta ya estaba pisando suelo nicaragüense. Enseguida encontré un bus hasta Rivas que me iba a llevar hasta el cruce de La Virgen, lugar donde tenía que bajarme para coger el bus hasta San Juan del Sur.

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Nicaragua 2013: Granada y Ometepe

Escribo este post sobre Nicaragua tres meses más tarde del viaje que aquí voy a relatar y lo escribo desde Nicaragua, donde he tenido que volver de nuevo para mi «visa run», es decir, cruzar la frontera y pasar varios días en el país vecino para poder volver a Costa Rica para tres meses más. En mi primer viaje en Nicaragua pasé solo tres días, entre Granada y la isla de Ometepe. Me acompañaban unos amigos españoles que estuvieron viajando conmigo en Costa Rica en el mes de octubre. La verdad que aquellos tres días en Nicaragua me sabieron a poco y pensé en volver la próxima vez que tuviera que cruzar la frontera, y de hecho aquí estoy de nuevo.

Las primeras diferencias que observé respecto a Costa Rica es que es más barato, más pobre y hay mayor población indígena. Al parecer es uno de los países más pobres de Latinoamérica, y por ello muchos nicaragüenses emigran a Costa Rica para trabajar. El otro país que limita con Nicaragua es Honduras, al norte. Algo a destacar de Nicaragua es que cuenta con el lago más grande de Centroamérica, el Lago Nicaragua o Cocibolca, y en su interior alberga 400 islotes y tres islas. Lo que más me llamaba la atención de este país en aquel momento era el Lago Nicaragua, por eso me decidí a explorarlo desde Granada y cruzarlo para llegar a la isla de Ometepe.

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Costa Rica 2013-2014

He creado esta entrada para ir poniendo las entradas que vaya escribiendo de Costa Rica. Aquí va el listado de las que ya llevo escritas (pinchando sobre cada una de ellas, podrás ver la entrada correspondiente):

Proyecto Costa Rica: cumpliendo un sueño

Preliminares de un gran viaje: emoción y nervios de última hora

Primeros días en San José

Llegada a Tortuguero… Empieza la Pura vida!

Tortuguero y sus tortugas marinas

El pueblo de Tortuguero y sus habitantes

Algunos lugares donde alojarse en el paraíso

Mi vida en Tortuguero o las peripecias de una madrileña trotamundos en el Caribe

El Parque Nacional de Tortuguero y su increíble fauna

Viaje en el Caribe Sur de Costa Rica (25-31/10/2013)

Mi vida en Monteverde

Qué visitar en Monteverde, la joya de bosque nublado en Costa Rica

Mi vida en Rancho Margot: hotel rural, finca ecológica y yoga

Qué visitar en Arenal, la región del gran volcán de Costa Rica

Días de playa y granja en Montezuma (Península de Nicoya)

Curiosidades y algunas de mis impresiones sobre Costa Rica y los «ticos»

Los sabores de Costa Rica

Península de Osa: Colofón de mi gran viaje en Costa Rica

Alajuela y Volcán de Poás: Despedida de Costa Rica

Nueva York (20-24/06/2008)

Nuestra entrada en Estados Unidos fue por carretera y veníamos de las Cataratas del Niagara donde habíamos pasado el día. Íbamos en el coche de mis amigos americanos Sean y Carolyn, una pareja que conocí cuando vivía en Salamanca y a los que daba clases de español. Pasar la frontera de Estados Unidos por tierra nos causaba miedo pero para nuestra tranquilidad íbamos con americanos, lo cual sería de gran ayuda. Llegamos a la frontera en Buffalo y allí nos pararon. Les enseñamos nuestra documentación y después de algunas preguntas, nos hicieron bajar del coche. Debieron sospechar de aquel extraño grupo de viaje: una pareja de americanos, una francesa y dos españolas, una de las cuales se iba a quedar en Canadá durante meses.

Entramos en la oficina de inmigración y allí nos tuvieron esperando como una hora hasta que nos llamaron. Esto parecía de película, a ver lo que iba a pasar ahora. Menos mal que el policía que nos atendió era simpático y bromeaba con nosotros mientras nos preguntaba. Nos hizo todo tipo de preguntas de cómo nos conocimos, por qué habíamos viajado allí, de dónde éramos, dónde vivíamos, a qué nos dedicábamos, etc. Nos tuvimos que hacer una «green card» temporal para poder visitar Estados Unidos, con huellas dactilares y foto incluidas, todo por el módico precio de 6$, tras lo cual, nos dieron permiso para atravesar la frontera. Después nos esperaban 6 horas hasta Beacon, el pueblo donde vivían Sean y Carolyn, en el estado de Nueva York. Llegamos a las a las 12 de la noche, todos muy cansados.

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